No evadimos el pretexto
de una fingida respuesta,
ni razonamos contexto
para una mentira expuesta.
Y no sabemos medir,
hablando con la verdad,
explicar nuestro sentir,
nuestro modo de pensar.
Pretextos buscó la muerte
al llevarse al difuntito,
y los hallamos con suerte
hasta en cualquier momentito.
Siempre discutimos todo,
variando nuestro decir,
cambiando con acomodo
nuestra forma de vivir.
Sin evitar el pretexto
y algunas formas de actuar,
hablo claro y al respecto
insinuando realidad.
Para no ir a trabajar,
“es que algo nos ha pasado”,
la cuestión es descansar,
lo demás queda olvidado.
Pretextar que nos dormimos
y que se nos hizo tarde.
Vergüenza no la tuvimos,
demostrando mucho alarde.
Si “pretexto”, esa palabra
fuese como una advertencia,
sería como “abracadabra”,
pronunciarla, ¡qué sapiencia!
Si pretexta con frecuencia
al faltar dónde laborar,
sin demora y diligencia
lo darán de baja ahora.
El pretexto siempre tiene
de qué hablar y con fervor
decir lo que nos conviene
con malicia, ¡sí señor!
Sin pretexto los convido,
nuestra vida a realizar,
A cumplir con lo exigido,
¡sin mentir y sin fallar!
José Miguel Ángel Hernández Villanueva.
Tijuana, B. C.