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martes, octubre 1, 2024
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Mitos y realidades de la representación política

Escribí un comentario en FB que generó muchas respuestas, de todo tipo, casi todos en contra de esta forma de elegir diputados. Independientemente de la carga política y emotiva de cada caso, decidí tratar de explicar cómo funciona esta institución. Con ello no intenté convencer a nadie, solo aportar elementos para el debate.

En principio, existen dos grandes sistemas para elegir personas. El de mayoría relativa (que se utiliza en Gran Bretaña) y el de representación proporcional pura (que se utiliza en Francia). También se crean mezclas de los dos, como el caso mexicano. Mixto, con predominante mayoritario (300 de mayoría y 200 de representación proporcional). Alemania también usa este sistema, pero con predominante proporcional (100 por mayoría y 609 por representación proporcional). En el de mayoría, el que gana, aunque sea con un voto, es el elegido. Es sencillo, se sabe de inmediato quién ganó. Esto genera gobernabilidad y también produce sistemas de dos o tres partidos, pues apoya a los partidos grandes y castiga a los pequeños; por eso es un sistema que se considera injusto, pues nacionalmente se pueden obtener más votos un partido y perder la elección, no solo eso, ganará muy pocos diputados, aunque haya sacado más votos en la elección nacional, ya que puede perder con un voto en distritos pequeños y ganar distritos grandes con gran diferencia de votos.

Aquí, el sistema premia a los partidos que tienen mejor distribuidos sus electores. Ejemplo, el partido A gana por un voto, 100 contra 101, al partido B, en el distrito uno, pero pierde por 900 en el distrito dos. Con este ejemplo simple, el partido uno, con 101 votos, ganó un distrito y el partido dos, con 1000 votos, ganó también uno. Por eso, el sistema de mayorías se considera injusto, pues muchos electores quedan sin ser representados. Para evitar esta distorsión se creó el sistema de representación proporcional. Este es un modelo matemático, el cual busca que sin importar los distritos, se formen los llamados uninominales, porque cada partido nomina a uno y solo uno por cada distrito. A cada partido se le asignará el número de diputados, llamados plurinominales, porque se registra una lista de nombres, de acuerdo al monto total de votos alcanzados. Hay muchas fórmulas: de resto mayor, resto menor, H’ondt, método Sainte-Laguë, etcétera. Cada una tiene un objetivo diferente; por ejemplo, para beneficiar a los partidos chicos se usa el de resto menor; para fortalecer a los partidos grandes se aplica la de resto mayor. En la fórmula se divide la votación nacional entre el número de candidaturas y resultará un número llamado cociente y cada partido tendrá el número de candidaturas que le alcance con la votación obtenida. Consiste en ser lo más justos posibles. El mismo porcentaje de votos será casi igual al número de personas.

En el sistema de mayoría, cada elector cuenta con un voto y lo mismo en la representación proporcional; en el sistema mixto, los electores tienen dos votos, pues eligen a la vez al diputado de mayoría y a los de lista que están en la parte de atrás de la boleta. Las listas también tienen modalidades: cerrada, el elector vota o rechaza la lista completa; lista abierta, el elector puede cambiar el orden de la lista, poniendo al último en primero, si esa es su voluntad. También se da la modalidad de que el elector inscriba un nombre que está en la lista, esto se considera más democrático, pero es más complejo a la hora de sumar los votos.

Sé que la población está molesta, pues consideran que los diputados no han cumplido con su trabajo de representar al pueblo. Aparte del comportamiento personal de cada individuo, el sistema estaba distorsionado en México, pues al no haber reelección, el diputado se debía más al partido que al pueblo. Pero también, teóricamente hay problemas.

En 1994 escribí el libro “Lo claroscuro de la representación política”. Si alguien está interesado en profundizar en el tema, está publicado por Porrúa.

Tal vez es momento de grandes reformas electorales.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana. Correo:amador_rodriguezlozano@yahoo.com

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Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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