Pese a que el espiral inflacionario llegó a 6.6 por ciento en agosto, especialistas consultados por ZETA advierten que el encarecimiento de la vida en México podría continuar. “En los meses siguientes vamos a empezar a ver mayores presiones inflacionarias por el lado del transporte público, debido a que la tarifa está rezagada respecto a los precios de las gasolinas”, advirtió el investigador del Colef, Eliseo Díaz González. Los sismos del 7 y 19 de septiembre se suman a la devaluación y el gasolinazo para agravar la crisis de los precios
Al dar a conocer que la tasa de interés de referencia se mantendrá en 7 por ciento, el gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, reconoció el jueves 28 de septiembre que podría haber problemas de abasto en algunos productos e incremento en precios en el corto plazo y de forma temporal por los recientes sismos.
Lo anterior está en línea con las previsiones de especialistas, quienes pronostican más choques en los precios de los productos, aun cuando la inflación anual se situó en 6.6% en agosto de 2017, cifra más alta en 16 años.
La advertencia del Banxico se da luego que el propio Carstens señalara en días pasados que la inflación estaba teniendo una “burbuja” que prácticamente se encontraba en el techo, por lo que debería empezar a bajar.
“Decían que se llegaría a un tope y empezaría a descender, y lo que nadie sabe es cuándo será ese máximo”, indicó el profesor e investigador de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), Eliseo Díaz González, quien consideró, en próximos días podría aumentar el precio de los productos agrícolas, como resultado del mal tiempo, así como del transporte público, ya que algunos estados como México y Sonora han autorizado subir las tarifas.
“En los meses siguientes vamos a empezar a ver mayores presiones inflacionarias por el lado del transporte público, debido a que la tarifa está rezagada respecto a los precios de las gasolinas”, pronosticó el académico del Departamento de Estudios Económicos de ese centro de investigación.
Para Díaz González, el aumento que se ha presentado desde principios del año es un efecto combinado del incremento en el precio de los combustibles, la depreciación del peso y las presiones que los productores estaban enfrentando.
Acorde con el especialista, se había subestimado la consecuencia del aumento de los precios de los combustibles, entretanto, las autoridades financieras habían hecho una conclusión muy optimista de que el incremento en las gasolinas tendría repercusión una vez y no se presentaría efecto inflacionario, pero parece que eso no está pasando.
Respecto a los recientes daños producidos por los huracanes y los sismos que sacudieron los estados de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos, México y Ciudad de México, estimó que a corto plazo se registrará un menor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
“Si se esperaba que la economía creciera entre 2.5 y 3.0% en este último trimestre, es muy posible que ese crecimiento se revise a la baja”, indicó el experto, quien advierte un escenario económico complicado, ya que también se verá afectado el sector primario (agrícola, ganadero, pesca) y el de servicios.
“Como sabemos, los sectores servicios y primario han estado jalando la actividad económica de 2017, ya que el sector industrial ha tenido un menor crecimiento”.
Lo anterior podría impactar en el precio de estos productos, sin embargo, el incremento de la inflación depende de la política monetaria del Banxico.
A largo plazo, los efectos de estos fenómenos naturales producen una doble incertidumbre. Por un lado, está la expectativa de qué va a hacer el gobierno, y por el otro, los partidos políticos ante la cercanía de las elecciones federales.
Las pugnas políticas podrían entorpecer la reconstrucción y volverla parte de una rapiña electoral, lo que tendría un impacto disuasivo en la atracción de más inversión, agregó.
Por lo tanto, la repercusión económica “dependerá mucho de la celeridad con la que se desembolsen los recursos para la reconstrucción” y se pueda compensar un poco el efecto adverso en los sectores de la construcción y de servicios.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró en agosto un aumento de 0.49%, convirtiéndose en el cuarto mes con la cifra más elevada después del ajuste de las gasolinas a comienzos del año.
En el octavo mes, los productos que más aumentaron su precio fueron la cebolla, el tomate verde, la papa y el jitomate, con 54.58, 15.69, 8.93 y 8.35%, respectivamente. Mientras que las localidades que reportaron un incremento en los precios mayor a la tasa nacional fueron Chetumal, Quintana Roo; Tapachula, Chiapas; Tehuantepec, Oaxaca; Culiacán, Sinaloa; y Huatabampo, Sonora.
Alza sostenida en productos agropecuarios
Si bien, de marzo a julio de 2017 el precio de los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno descendió 5.87%, la cifra es inferior al aumento de enero pasado, de 8.96%. Además, desde el tercer mes el costo de los productos agropecuarios ha subido en total 10.25%. Los meses con mayor incremento fueron julio (2.49%), marzo (2.20%) y agosto (2.06%).
Tan solo el jitomate, cuyo precio ha aumentado a lo largo de los últimos seis meses en l14%, pasó de 12.93 pesos en promedio por kilogramo durante marzo a 22 pesos en los primeros días de septiembre.
Mientras que el aguacate sigue comercializándose en un precio elevado, en promedio 60 pesos por kilo, y otros cultivos como la cebolla, la papa y el tomate verde aumentaron su precio durante julio y agosto.
Ante este escenario, el jefe de distrito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en Ensenada, Fernando Sánchez Galicia, comentó que las condiciones climatológicas en México y Estados Unidos repercuten en el encarecimiento de esos productos, ya que el principal mercado de exportación para nuestro país es el vecino del norte.
“Si en Estados Unidos las condiciones del clima no son favorables la demanda sigue existiendo, entonces se manda producto mexicano como es el caso del aguacate, que la gran mayoría se va a la exportación”, comentó.
De acuerdo con la propia dependencia, a abril de este año, México ocupa el primer lugar en producción mundial del llamado “oro verde”, con 607 mil 189 toneladas, 16.6% más que el mismo lapso del año anterior; Michoacán, Jalisco y Veracruz lideran su cosecha.
Sánchez Galicia resaltó que el mal tiempo en Florida, Estados Unidos, ha logrado que el tomate producido en la costa de Baja California repunte su precio, lo que también ha pasado en el mercado nacional, mientras que el alza en el precio de la cebolla es producto de los efectos causados por las lluvias en Zacatecas y Chihuahua.
Cabe señalar que hasta el 30 de abril, en el año agrícola, el país produjo 904 mil 864 toneladas de jitomate, cifra superior a la del mismo lapso de 2016, de 742 mil 870 toneladas. Mientras que la producción de cebolla fue de 392 mil 897 toneladas, en contraste con las 364 mil 586 toneladas del mismo periodo del año anterior, según cifras de la Sagarpa.
Pese a la producción del campo mexicano, el incremento ha afectado a las personas con menos recursos, ya que según estadísticas del Inegi, los hogares que perciben un salario mínimo (ocho millones de trabajadores) percibieron en agosto una fluctuación anual de los precios de 7.6%, prácticamente un punto porcentual por encima de la cifra alcanzada en dicho mes.
En contraste, los hogares que cuentan con más de seis salarios mínimos enfrentaron una inflación de 6.3% en el mismo lapso, cantidad inferior a la reportada en el INPC.
Disminuye poder adquisitivo
Según datos dados a conocer el 30 de agosto pasado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la mitad de la población en México, es decir, 62 millones de personas, percibe ingresos por debajo de la línea de bienestar, lo cual significa que sus percepciones son insuficientes para comprar la canasta básica de alimentos, bienes y servicios. En contraste, solo 22.6% de la población está clasificada como no pobre y no vulnerable, reportó el organismo encargado de medir la pobreza en el país.
El alza de la inflación en 2017 ha afectado al salario mínimo real, que en junio se ubicó en 63.50 pesos, debajo de los 80.04 pesos del salario nominal establecido por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).
Para el microempresario tijuanense Sergio Guzmán Castillo, el salario mínimo en el país es insuficiente, por lo que se tendría que analizar cuánto merecen los mexicanos por una jornada de ocho horas para poder tener un nivel y un poder adquisitivo que no restrinja a las familias, como hasta ahora ha sucedido.
“Como comerciante, tengo la esperanza de que si hay más poder adquisitivo se incrementarán las ventas, de lo contrario éstas disminuyen”, comentó.
El profesor e investigador del Colef, Eliseo Díaz González, expuso que en los últimos años el control de la inflación permitió una recuperación real de los salarios, sin embargo, parece que esa tendencia no seguirá en 2017 y se observará una contracción en éstos.
Detalló que el salario mínimo debe estar por encima de la inflación esperada y que la presión del incremento a los salarios deriva de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). “Vemos que tanto Canadá como Estados Unidos están presionando porque se den esos incrementos, será muy difícil seguir sosteniendo un ancla inflacionaria de los salarios por más tiempo, puesto que el argumento de que subir los salarios incrementaría la inflación ha dejado de serlo al encontrarnos en una economía abierta, en la que el comportamiento tendría que ser distinto con un control inflacionario”, destacó.
Esta perspectiva coincide con la del presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, quien en días pasados se pronunció a favor de que el salario mínimo alcance los 92 pesos, un aumento de 15.8%, como lo propuso la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), al señalar que con ello podría reducir la brecha entre quienes tienen más y menos recursos, y así dinamizar la economía.
Tijuana, la ciudad más cara de Baja California
El reporte del Inegi sobre la inflación de agosto indica que Tijuana y Mexicali estuvieron debajo de la media nacional de inflación, con 0.05 y 0.27%, respectivamente.
No obstante, algunos productos agropecuarios son más caros en Tijuana que en Guadalajara, Monterrey, Mérida, Ciudad de México y el resto de Baja California, como el jitomate, que se comercializa en 35 pesos, y el aguacate en 90 pesos.
Díaz González señaló que este problema se ha observado a partir de 2015 en Tijuana y en menor medida en Mexicali, sin embargo, no es propio de la zona fronteriza del norte del país, toda vez que en Matamoros y Ciudad Juárez los precios han crecido por debajo de la media nacional.
“El porcentaje del incremento de los precios en Tijuana llega a ser muy grande respecto al nacional. En 2015, año de mayor discrepancia, la diferencia fue de 88%, es decir, mientras que en el país el INPC era de 2.1%, en Tijuana fue de 4%”.
La problemática se debe a muchos factores, entre los que destaca la depreciación del peso y el que muchos productos están vinculados o tasados en dólares, como algunos servicios médicos y la renta de vivienda y locales.
El especialista finalizó diciendo que el año pasado se registró una depreciación del peso muy alta que llevó al dólar a 22 pesos y, aunque retrocedió hasta 17 pesos, ha tenido repercusiones en la zona fronteriza, particularmente en Tijuana.
Para las personas que ganan en pesos y consumen productos importados, o pagan rentas valuadas en dólares, su poder adquisitivo disminuyó. En contraste, aumentó el número de visitantes norteamericanos a Baja California, tanto de origen mexicano como anglosajón, y eso ha tenido impacto positivo en el turismo.
En su oportunidad, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur) Tijuana, Mario Jesús Escobedo Carignan, declaró que en los últimos años la homologación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a 16% detonó la inflación en la región.
Coincidió en que esta ciudad comercializa más productos de importación que Mexicali, de modo que la depreciación del peso tiene una mayor repercusión en el costo de las mercancías.
Asimismo, consideró que la inflación afecta más a las pequeñas y medianas empresas, ya que las grandes están en condiciones, producto de sus compras a largo plazo, de aguantar más, que quienes llevan a cabo sus compras en el día a día.
De acuerdo con el empresario, las ventas en la ciudad van en aumento gracias a otras variables que han disminuido la repercusión de la inflación, y reconoció que tampoco se ha estimado cuánto crecimiento tendrían si el incremento de los precios fuera menor.
Además, resaltó la importancia de incentivar el consumo local con campañas como “Yo Compro en Tijuana”, la cual pretende concientizar al consumidor sobre la gran variedad de productivos y la competitividad que hay con respecto a Estados Unidos, porque “gastar en Tijuana es invertir en ella, permitir que se generen empleos”.
Este esfuerzo también trata de crear conciencia en el comerciante de que el principal motivo por el que el consumidor cruza la frontera y compra en el vecino país del norte es el servicio, seguido de la variedad y al final por el precio.
“No todos los tijuanenses y bajacalifornianos tienen visa para cruzar a Estados Unidos, y es importante que el comerciante tenga conciencia que al cliente cautivo hay que darle el mejor precio posible”, concluyó Escobedo.