#Gobiernos Paritarios #México
Hoy no voy hablar de paridad porque en México no existe, no existe en los hechos y tampoco a simple vista. Yo no lo vi en mi reciente viaje y eso que visité varios lugares de Quintana Roo; anduve en la ciudad, el campo, los pueblos, también en sus playas; en todas partes vi mujeres artesanas vendiendo sus productos, artesanías hechas 100% a mano, piezas únicas, bellísimas e inigualables.
En México no hay igualdad, mucho menos paridad. No hay justicia en el pago por el trabajo de todas esas mujeres; ni artesanas, domésticas, administrativas, profesionistas o académicas. Artesanías que llevan horas de trabajo, hecha a mano, que se vende por lo que sea, ¡por una miseria!
Probé también su comida, que debo confesar, no sé cómo se llaman esos platillos, pero que puedo describir. Iba yo en el camión rumbo a Valladolid, saliendo de Cancún; entonces, se subió al camión una señora joven a vender pan de elote, pan relleno de calabaza y otros de queso con jamón. Me mantuve vegana y compré de elote y calabaza, deliciosos, por unos pesos, y pensé: “Si yo comprara los ingredientes y me pusiera a cocinar; me saldría cada pan en 200 pesos”. Me dije: “Deyanira, lo tuyo no es hacer pan de elote ni de calabaza, ni de ningún otro, quebraría tu negocio”. ¡Devoré mis panes!
Como manifesté en mis redes sociales, estuve en Quintana Roo por una invitación al Congreso Internacional de Ciencias Sociales, organizado por AMECIP (Asociación Mexicana de Ciencias Políticas), para hablar del trabajo que estoy realizando: “Gobiernos Paritarios en México”. Además de dos días de curso sobre “Financiamiento de campañas y resultados electorales, desafíos actuales a la integridad electoral nacional y subnacional en países federales con perspectiva comparada”, estuve más tiempo por sugerencia de FLACSO, invitación extendida a los ponentes, esto en los días previos al Congreso.
Esos dos días de curso estuvieron muy interesantes y enriquecedores; lo más relevante fue la conferencia de Pippa Norris, desde Harvard Univesity, sobre el proyecto que encabeza: “Electoral Integrity Project”, donde señalaba: “educated voters are more aquarate voters, they are more likely to vote for a candidate that has more knowledge and less likely to fail”. También comentaba que “populism is those people who do not believe in the establishment and they think everything is a conspiracy, and that media plays a big roll on decisions but the answer to better democracies is education”. Además se hablaba de “Electoral Malpractice” sobre la evaluación de la democracia en 19 países, de la transparencia electoral y forencica electoral. En México tenemos tarea pendiente sobre equidad electoral y financiamiento, puesto que no hay fiscalización. También se hablaba de deficiencias en observación electoral.
En la práctica, los problemas a resolver en materia de integridad electoral se muestran en los siguientes planos:
1.- Cuestionamientos a la legitimidad de los poderes públicos, electos y supra electorales.
2.- Desconfianza en las instituciones políticas de la democracia, partidos, elecciones, órganos electorales, diputados y senadores, así como ejecutivos locales y nacionales. En este punto, pregunto: ¿cómo no tener desconfianza en Baja California cuando se tiene un gobernador como “Kiko” Vega o un alcalde en Tijuana, como “El Patas”? De todos los estados y sobre todo, ciudades, Tijuana es una de las más ricas, pero con el peor gobierno.
3.- Desconfianza en instituciones de control que no se constituyen mediante elecciones, pero que al intervenir en su calificación, también son vulneradas.
4.- Escándalos de financiamiento ilegal de parte de organizaciones ilegales (como crimen organizado) y no ilegales (como individuos). En este sentido, en los últimos días ha ocurrido un revuelo a raíz del terremoto del 19 de septiembre y de las acciones encabezadas por el PRI y Morena para solicitar a INE que un porcentaje del financiamiento de campañas para 2018 sea reasignado a la reconstrucción de las ciudades afectadas por el sismo. Esto es la antesala a una reforma de fondo en tema de financiamiento de campañas. Espero que esto no dé pie para que las “organizaciones ilegales” vean una oportunidad para invertir por tal o cual, sin lineamientos. No está tan fácil.
5.- Conflictos y desconocimiento de los resultados electorales. Sobre esto, tengo la obligación de expresar mi punto de vista. Una buena parte de la desconfianza de los resultados electorales se genera después de que el candidato perdedor se niega a aceptar su derrota, haciendo reclamos públicos y señalamientos de fraude, impugnaciones, etc., perpetuando el descontento y despertando en sus seguidores la intención de continuar con dicho “disgusto”. Creo que lo único que quiere lograr, en el fondo, es una creencia de que “me robaron la elección” y con esto tener la posibilidad de volver a contender. Ahora sí la vamos a ganar; la tercera es la vencida…
Paridad y democracia, agenda pendiente…
La autora es Maestra en Políticas Públicas y Género, así como Doctorante por la UNAM. Contacto: DeyaniraMelendez.net