Las cuatro peores masacres en años recientes de los Estados Unidos son: Las Vegas (59 ejecutados y en aumento), Orlando (49 asesinados), Virginia Tech (32 fallecidos), Sandy Hook (27 muertos). Las víctimas de Las Vegas fueron amantes de la música country; las víctimas de Orlando, homosexuales; las de Virginia Tech fueron alumnos universitarios. El asesino de Sandy Hook mató a niños. La religión solo tuvo un papel en la masacre de Orlando, sin embargo, la decisión del asesino de elegir un antro LGBT hace que uno pregunte por la razón que lo llevó a hacerlo, ¿era un terrorista islamista o un homofóbico?
En los Estados Unidos, excluyendo los ataques del 9/11, más estadounidenses que terroristas extranjeros han sido los autores de las masacres en el país. Hablamos mucho de proteger a los Estados Unidos de terroristas. Algunos piensan que ciertos grupos étnicos tienen inclinaciones terroristas, por lo que intentamos prohibir que entren al país, pensando que dejarlos fuera aumentará la seguridad EE. UU. ¿Pero realmente se está consiguiendo? Aparte de las bombas, que requieren mucha habilidad para crearlas, la mejor manera para matar a gente en los Estados Unidos es con armas de asalto, que son muy fáciles de conseguir en el país. Sin embargo, es muy improbable que algún día, estas armas sean prohibidas.
En una sociedad abierta como lo es Estados Unidos, muchos están dispuestos a pagar un alto precio para tener la libertad de comprar armas. Es más fácil decir que gente de una religión o color de piel es peligrosa, pero la experiencia en mi país demuestra que no es verdad, en cuanto a las masacres que ocurren aquí, ya que nuestros asesinos son estadounidenses muy comunes.
¿Cómo podemos identificar y derrotar a estos terroristas estadounidenses comunes y “lobos solitarios” que nos agreden sin motivo alguno? Tenemos que dejar de enfocarnos en individuos e ideologías. ¿Cómo identificas a un asesino estadounidense en masa antes de que te mate? No es islamismo, fundamentalismo cristiano o uno u otro punto de vista político aislado. No soy ingenuo, entiendo que terroristas internacionales son un riesgo distinto para el Occidente. Sin embargo, ahora estoy hablando de asesinos estadounidenses y terroristas como Stephen Paddock, en Las Vegas. En las próximas semanas inevitablemente habrá el mórbido enfoque sobre Paddock y sus motivos para asesinar a 59 personas que no conocía. Después, su nombre se olvidará como debe de ser.
La manera en que sucedió tal crimen en Las Vegas demuestra que más seguridad en los Estados Unidos solo tendrá un impacto marginal sobre la seguridad de las comunidades en cuanto a asesinatos en masa. No se puede prevenir una masacre como la que ocurrió en Las Vegas solo con policías. El control de las armas ayudaría, pero es una solución a largo plazo.
Existe un mejor método, el cual es menos costoso y más efectivo y no restringe nuestras libertades. No se trata de vigilar más, sino de trabajar para identificar a los individuos que se sienten solos y aislados entre nosotros. Una vez que identificamos a las personas aisladas en nuestras comunidades, lugares de trabajo, complejos departamentales y escuelas, trabajamos para que formen parte de nuestras vidas.
La próxima vez que cruces al norte, fíjate. El verdadero enemigo de los Estados Unidos se encuentra en todas partes y cada día se está haciendo más fuerte, esto a razón de vivir aislado. Es la separación del grupo lo que genera un odio mutuo entre el sujeto aislado y la comunidad. Es la soledad y desconexión que los estadounidenses sienten del mundo en el que vivimos; es la falta de empatía que cada día aumenta hacia las personas que nos rodean. La aislación que sentimos por vivir en un mundo que más personas están viendo como un lugar hostil.
Podemos luchar contra este enemigo. Podemos luchar al escuchar a las personas que nos rodean; escuchar sus voces, entender su soledad y convertir desconocidos en amigos. Así es como se pararán los asesinatos masivos en los Estados Unidos. Cada persona puede hacer su parte. Todo el mundo debería hacerla.
Andrew S.E. Erickson es un orgulloso ex residente de Tijuana, ex diplomático de los Estados Unidos, con Maestría del Colegio Nacional de Guerra, y un fuerte creyente de la importancia de las buenas relaciones entre mexicanos y estadounidenses.