La versión 3.3 del Comprobante Fiscal Digital –CFDI- revolucionará el control que el gobierno tiene sobre los contribuyentes en general, volviéndolo más moderno, excesivo y negativo para la población, advirtió el abogado fiscalista, Adolfo Solís Farías.
Al asistir como invitado de Grupo 21, con quienes compartió sus “Perspectivas “Económicas 2018”, el experto en temas fiscales recordó que la nueva versión de la factura electrónica entró en vigor desde el 1 de julio de 2017, con la opción para los contribuyentes de poder continuar emitiendo facturas de la versión 3.2 hasta el 30 de noviembre de este año.
Pero a partir del 1 de diciembre la nueva versión será obligatoria, y con su entrada en vigor va a permitir al Servicio de Administración Tributaria –SAT-, tener un control total de la información económica del contribuyente, quién con la emisión de un solo comprobante, estará obligado a usar los conceptos del catálogo de datos, que concentrará toda la información que quiera regular la autoridad.
Actualmente, explicó, al emitir facturas se proporcionan datos básico para que sea deducible o acreditable, pero con la nueva plataforma el gobierno le pone más peso al contribuyente, requiriendo más información de sus bienes y servicios que ofrece, de no hacerlo el SAT no le autorizará facturar.
Esto convertirá la versión 3.3 del CFDI en su principal herramienta para fiscalizar, controlar, determinar y hacer actos de exacción a partir del próximo año, tanto a nivel micro, medio y macro, reflexionó.
“En esencia es desnudar toda la información económica de un contribuyente y la versión 3.3 la va a controlar el SAT, lo que significa que toda la información va estar a su disposición, a su alcance y con instrumentos econométricos va a poder determinar a quién revisar, a qué sectores limitar a quién fiscalizar, cómo controlar a la población”, expuso el representante de Grupo Farías Abogados Tributarios.
“Es un cambio de paradigma, la versión 3.3 en esencia viene a revolucionar y no digo que para bien, porque la modernidad es buena, pero el excesivo control no es bueno, pero viene a revolucionar la forma de controlar al contribuyente”, acotó el abogado fiscalista.
