Darren Aronofsky es un director que claramente se inclina por personajes obsesivos, capaces de morir en vida por su vocación.
Esto lo vimos ya con “El luchador” y con “El cisne negro”, pero ahora el realizador decidió probar su suerte con una película de horror que centra su atención en una mujer a quien conocemos como “Mother” o “Madre” (Jennifer Lawrence) y a su esposo, un poeta al que se le identifica como “Him” o “Él” (Javier Bardem).
La pareja vive aislada, en una casona estilo victoriano. Ella pasa los días haciendo quehaceres domésticos mientras que su marido trata desesperadamente de escribir, pero no puede superar la página en blanco.
Un día llega a la puerta un médico (Ed Harris) que cree que la casa ofrece hospedaje. Este hombre se dice lector de la obra del poeta y eso lo hace merecedor de una invitación para pasar la noche. Al día siguiente llega su mujer, igualmente misteriosa (Michelle Pfeiffer).
De ahí viene la incomodidad de la señora de la casa, las imprudencias de la invitada, demasiadas preguntas sin respuesta y la versión de Aronofsky de lo que parece ser una cinta de horror que termina convirtiéndose en la obra que este complejo realizador quiso llevar a la cartelera.
El problema es que el cine es para compartir con el público y aquí la propuesta funciona en el sentido opuesto. Hay una amenaza que acecha pero no se entiende, un desenlace inesperado difícil de soportar, un elenco extraordinario -incluso premiado- que aquí es desperdiciado por tantos acercamientos y, al final, tenemos la quimera de Darren Aronofsky, muy personal, ahora sí que muy él.
También está un poco difícil invertir dos horas de nuestra vida para adentrarse en la pesadilla de un tercero. Yo paso. *
Punto final.- Si Jake Gyllenhaal está en el reparto, tengo obligadamente que ver la película. Tal es el caso de “Stronger”. A ver qué tal.