Pugnas políticas al interior del Tribunal de Justicia, presiones del Poder Ejecutivo, desacuerdos en el Congreso, ocho horas de negociación y hasta una amenaza de bomba a las oficinas del Poder Judicial, rodearon el proceso de selección, nombramiento y la adscripción de la hoy magistrada Columba Imelda Amador Guillén.
De acuerdo a los allegados de la magistrada, ésta representa un punto favorable para su hoy compañera María Esther Rentería, principal opositora del también presidente del Consejo de la Judicatura, Jorge Armando Vásquez.
Y es que la semana pasada fue nombrada tras una prolongada sesión que fue incierta, durante las primeras horas, pero que a los minutos, se clarificó en los pasillos del Congreso del Estado, donde diputados panistas realizaron las gestiones para apoyar a la licenciada que se desempeñaba como titular del Juzgado Sexto de Tijuana.
Luego de la sesión conmemorativa al Día del Constituyente, el Poder Legislativo sesionó para desahogar una serie de dictámenes y pronunciamientos, para luego realizar dos recesos obligados.
Inicialmente, los legisladores apoyaban la propuesta de la jueza Lourdes Molina; extraoficialmente era el mensaje que emitían diputados. Sin embargo, poco a poco esta versión se desdibujó y el nombre de Columba Amador comenzó a sonar con más fuerza.
El nerviosismo de cinco de los seis aspirantes que estaban a las afueras del Pleno, evidenciaba que el entorno no les favorecía; Columba Imelda no estaba entre ellos. De hecho, nadie la vio hasta que tomó posesión.
Tras la última reunión de la Junta de Coordinación Política y algunos amagues de posponer la elección para el día siguiente, los representantes de las respectivas bancadas descendieron al pleno y manifestaron 21 votos a favor para la hoy magistrada.
El nombramiento estuvo rodeado de versiones de la intervención del Poder Ejecutivo en la selección de Amador Guillén, quien incluso fue cuestionada por los medios de comunicación sobre el involucramiento del Estado en su designación, a lo que simplemente respondió que quienes la eligieron fueron los legisladores.
No conforme con ello, el día martes llegó a las instalaciones del Poder Judicial para recibir su adscripción a la Tercera Sala como magistrada numeraria, lo que generó un breve debate en la mesa, dado que Jorge Armando Vásquez, presidente del Tribunal, sugirió instalarla en la Segunda Sala, en sustitución de la titular Olimpia Ángeles, para efectos prácticos, lo que fue rechazado por la mayoría del pleno.
Luego de intentos infructuosos, Columba tomó la palabra y solicitó permanecer en la plaza vacante. Justo al momento de su designación, el magistrado Armando Vásquez solicitó el desalojo del edificio ante una amenaza de bomba que se realizó por un bromista.
Los 800 empleados fueron desalojados y se reincorporaron a sus labores poco menos de una hora después del llamado.
El nombramiento de la nueva magistrada podría ser uno de los más atropellados que se recuerde, pues hubo desde amparos para suspender el proceso, intervención oficial y hasta amenazas de bomba, siendo el magistrado Jorge Armando Vásquez el principal perdedor en esta pugna que lo colocó en un sitio muy complicado ante la próxima elección de Presidente, a efectuarse en noviembre.