Según el académico José Ignacio Martínez Cortés, el informe que el secretario de Economía Ildefonso Guajardo presentó al Senado para modernizar el tratado “es una tomada de pelo”, al ser una copia del documento que Donald Trump dio a conocer el 16 de julio
El informe que la Secretaría de Economía (SE) del Gobierno Federal mexicano presentó a la Cámara de Senadores sobre sus prioridades en las negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Canadá, Estados Unidos y México, es el “mismo” que presentó la administración del Presidente Donald Trump el 16 de julio.
“Es decir, México está comprando la agenda que le dicta Estados Unidos. ¿Cuál es la agenda de México? No hay una postura propia. Es una tomada de pelo”, señaló José Ignacio Martínez Cortés, profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).
Lo más que ha dicho el titular de la SE, Ildefonso Guajardo Villarreal, es que “no enseñaría sus cartas” antes de que comiencen las negociaciones. Pero “este no es un tema de póker”, acotó Martínez Cortés, es un asunto estratégico para este país.
Las llamadas Prioridades de México que presentó la SE al Senado están agrupadas en cuatro ejes temáticos que buscan fortalecer la posición del país en la economía global, extender los beneficios del libre comercio en la sociedad mexicana y reposicionar a América del Norte como una de las regiones más competitivas, según un comunicado de la dependencia federal.
De los 22 puntos que presentó el gobierno de Trump, no son temas estrictamente comerciales, de ellos sobresalen cuatro: corrupción, transparencia, medio ambiente y economía digital. Estos son los “nuevos” temas, señaló Martínez Cortés. Y de los “viejos” temas, se recompone temáticamente el TLCAN.
El gran riesgo para México en las negociaciones sobre el tratado será en el posible aumento de las reglas de origen del sector automotriz. “El gobierno mexicano debe tener mucho cuidado, ya que el país puede perder inversión extranjera europea y asiática”, lo que llevaría también a una subsecuente pérdida de empleo, señaló el coordinador del LACEN.
El profesor de la UNAM también prevé que se negocie un nuevo programa agrícola temporal, muy similar al que existió en la década de los cuarenta del siglo pasado, cuando miles de campesinos mexicanos fueron a laborar en el campo estadounidense debido a la demanda de mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial.
“Más allá de lo que diga Trump o de la retórica del gobierno mexicano, lo importante va a estar en lo que se negocie del TLCAN”, enfatizó Martínez Cortés sobre lo que se discutirá en la ronda inicial de siete sesiones que se llevarán a cabo entre los negociadores de ambos países, misma que iniciará el próximo 16 y concluirá el 22 de agosto, en Washington.
El especialista prevé al menos dos escenarios. El primero, que la ronda de negociaciones “técnicas” concluya a principios de enero del próximo año y se pase a “letra jurídica”, la cual llevará al menos tres meses y salvaría así el calendario electoral tanto mexicano como el estadounidense.
La resolución sobre la modernización del TLCAN no afectaría a la popularidad del gobierno de Enrique Peña Nieto, porque si se negocia bien o mal, sería avalada bajo el Artículo 76 constitucional por el Senado mexicano hasta antes del receso legislativo.
El segundo escenario que plantea el especialista es que si las negociaciones técnicas se extienden a marzo, la “letra jurídica” llevaría tres meses, y “ya no dio” porque entra en receso el Congreso de Estados Unidos y regresan a sus funciones hasta septiembre.
Luego, el 6 de noviembre de 2018 hay elecciones en aquel país, donde se renueva el 25 por ciento del Senado y el total de la Cámara de Representantes, por lo que el Congreso no votará el TLCAN hasta pasado el calendario electoral, prevé Martínez Cortés.
Y en México, si fuera el caso, se tienen las votaciones para Presidente de la República el 3 de julio de 2018, por lo que una nueva legislatura estaría aprobando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Lo que para el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios resulta “peligroso”, es que las negociaciones entre ambos gobiernos no son públicas, por lo que no se conocerá el contenido de las mismas hasta que lleguen a los congresos para debatirse.
No obstante que Estados Unidos representa para México un 25% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, un cuarto de la riqueza nacional, la SE no realizó consultas internas con la Iniciativa Privada o con especialistas, o foros abiertos de discusión respecto al TLCAN.
Lo único que hizo, afirmó el especialista del LACEN, fue la que abrió en su página web del 26 de junio al 20 de julio, en la cual “tú metías tu tema, un párrafo de comentarios, el sistema te arrojaba un folio y esa fue la consulta”.
Dado que las negociaciones serán cerradas, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) está apostado en Washington desde hace un mes y contrató a un despacho de cabilderos para que negocie a favor de México.
El especialista cuestionó dónde están los sindicatos, los líderes políticos opositores, los legisladores de izquierda y todos los demás grupos de presión, para contrarrestar los efectos negativos que el TLCAN pudiera tener en México.
Ejemplificó la carta abierta que la “combativa” senadora por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Dolores Padierna Luna, entregó a la SE respaldando al titular del Poder Ejecutivo federal en las negociaciones de dicho tratado. “¿Pero qué respaldó?”, planteó el coordinador del LACEN.
El lunes 31 de julio, Guajardo presentó a los responsables del equipo mexicano, conformado por el jefe de negociación técnica, Kenneth Smith Ramos; así como por Salvador Behar Lavalle, como jefe negociador adjunto; y el subsecretario de Comercio Exterior de la SE, Juan Carlos Baker Pineda, quien será responsable de coordinar el proceso.
Baker ha sido director general de Evaluación y Seguimiento de Negociaciones, director general para América del Norte, jefe negociador adjunto del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP) y jefe de gabinete del secretario.
Smith Ramos es el actual representante de la Secretaría de Economía en Washington y ha sido parte integral del equipo de negociaciones de México desde 1993. Además, ha sido director general de Asuntos Internacionales en la Comisión Federal de Competencia (CFC) y director general de América del Norte en la SE.
Behar Lavalle es el actual director general para América del Norte en la SE. Regresó a México después de 15 años de servicio como consultor jurídico de Comercio Internacional en la Embajada de México en Washington.
“Los tres tienen más de 20 años de ser servidores públicos en esta secretaría, los tres han tenido responsabilidades en nuestra oficina de Washington”, destacó Guajardo Villarreal durante una conferencia de prensa.
Vigente desde 1994, el TLCAN fue el primer Tratado de Libre Comercio en el mundo que incluyó, como acuerdos paralelos, temas que no venían vinculados hasta entonces al comercio: el ambiental y el laboral.
Desde la visión de la SE, el tratado es un factor de certidumbre en la integración de América del Norte, por lo que considera indispensable mantener y promover disposiciones que contribuyan a hacer más previsibles las operaciones de comercio exterior y las inversiones.
Por su parte, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos dio a conocer un documento con los objetivos para la renegociación del TLCAN, en los que “se puede deducir”, según un análisis de BBVA Research, que estos “no van en el sentido de realizar cambios disruptivos a la parte fundamental” del tratado.