Tiffany Haddish y Queen Latifah son el alma de esta comedia a veces medio vulgarzona, pero finalmente divertida.
La premisa no es nada original. Cuatro mujeres acuden al Essence Fest en Nuevo Orleans, después de haber sido amigas en la universidad. Y las integrantes de este clan son: “Lisa” (Jada Pinkett-Smith), madre soltera y punto. “Sasha” (Latifah), la periodista. “Dina” (Haddish), la intrépida. Y “Ryan” (Regina Hall), la celebridad en ciernes.
Cinco años de no verse, de llevar su vida por distintos caminos, de sentir que la juventud se les escapa cada vez que respiran, las protagonistas se reencuentran así, con más de un secreto que quieren guardar.
Tal vez el peor caso es el de Ryan, quien habla de un matrimonio perfecto que no tiene, en su afán por abrirse camino con ese discurso motivacional que no la convence ni a ella. Pero más que personajes sombríos, tenemos aquí un cuarteto femenino capaz de darle la vuelta a todo, atreverse a lo que sea, gozar la aventura y meterse en cada lío.
Porque siempre el consumo de drogas tiene que ser básico en una comedia norteamericana, pero bueno, el caso es que aquí hay sendas actuaciones, todo el colmillo de Latifah y Pinkett-Smith, la soberbia comicidad de Haddish, el estupendo trabajo de Hall y muchas expectativas, incluso para una secuela como ocurrió con “The Hangover”.
Sí, las escenas que armó el director Malcolm D. Lee están bien pensadas, aunque no todo es precisamente creíble, pero de alguna manera está bien desarrollado entre la cadena de peripecias de estas hermanas por afecto que siempre terminan reflejando el lado humano de cada lío que enfrentan en estas vacaciones que ni ellas ni el público de seguro olvidarán. *** y media.
Punto final.- “Detroit” puede llegar a ser una de las películas más importantes de 2017. Ya verán por qué.