De Trez en Trez
Como la humedad, poco a poco, pero en forma constante, la narcodelincuencia se ha ido colando en casi todos los ámbitos de nuestra vida diaria, a tal grado que ha reblandecido los cimientos de la sociedad al punto de tambalearse y amenazar con venirse abajo.
A lo anterior han contribuido la ignorancia, negligencia, corrupción y complicidad de algunos actores importantes, como lo son la misma población, las autoridades de todos los niveles y los medios de comunicación, ya con sus acciones o con sus omisiones.
Recuerdo aún la forma en que irrumpió en la escena nacional, el grupo “Los Tigres del Norte”, con “Contrabando y Traición” (Ángel González, 1972), también conocida como “Camelia La Texana”, allá, casi a mediados de los 70’s y luego todo lo que se dejó venir después con esa –creo primera– canción que hacía referencia directa al narcotráfico.
Llegaron entonces las películas, casi caseras, con el mismo tema; surgieron otras tonadas con la misma temática, “héroes” delictivos, más grupos y cantantes de narco corridos. El boom de los mismos, gracias a la inversión de buenas sumas de dinero gastado-lavado en el patrocinio de vestuarios, equipos, vehículos de transporte, grabaciones, giras y demás parafernalia que terminaron por colarse en el gusto de muchos, que en la actualidad crece a ritmo vertiginoso que le imprimen ahora las redes sociales.
Así hasta llegar a la actualidad, cuando las narco series, las narco películas son exitosas y sus hombres y mujeres protagonistas son poco menos que “rock stars”, mientras los efectos del tipo de vida que promueven, tiene a más de medio país sumido en un clima de violencia, inseguridad, crimen, ejecuciones, narcofosas e impunidad.
El ilícito y vil negocio del narcotráfico se ha vuelto casi algo “normal” en la vida cotidiana. Si revisamos las noticias diarias, a lo largo y ancho del país, no existe un solo día en el que no se informe de hechos relacionados con el mismo: pillos detenidos, cabecillas, operadores, socios; sicarios, ejecutados, fosas, desapariciones, secuestros, extorsiones, autoridades cómplices y corruptas, en fin…
Podríamos asegurar que pocos ámbitos y actividades de la vida diaria en nuestro país se salvan de estar infiltrados por la narcodelincuencia. Resulta más fácil enlistar lo que está contaminado: la política y, por supuesto, algunos políticos, el deporte, la seguridad pública; la religión, los negocios, el espectáculo; la música, el cine, la moda, los gobiernos en sus tres niveles, la economía, las policías, y más…
Los casos más recientes –que no los últimos seguramente– de personajes que se dice estar relacionados con la narcodelincuencia, son los del futbolista, seleccionado nacional Rafael Márquez y el cantante chiapaneco conocido como Julión Álvarez, a quienes de inmediato se les juzgó como culpables.
El narconegocio está, pues, por todos lados, se ha convertido en algo “normal”, cotidiano, con todo lo que ello trae aparejado…
P.D.- No bien, se clausuraba el “circo priista” de su Asamblea Nacional, cuando explota en los medios, las “presuntas” propinas que Odebrecht le dio al ex director de Pemex Emilio Lozoya Austin… y lo que falta por venir rumbo a 2018…
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com