“No hay mejor memoria que la del paladar”, una de las frases favoritas del innovador empresario, propietario de La Costa y Pedrín´s
Cuando arribó a Tijuana, Baja California, oriundo de El Quelite, Sinaloa, Adrián Pedrín Arámburo llegó buscando su tierra prometida y así fue, aquí formó su familia y creó una industria restaurantera que dejó huella.
El 8 de agosto, el empresario gastronómico falleció a la edad de 93 años. Su muerte sorprendió a muchos. Siempre será recordado por su sazón, calidad de sus productos, don de servicio, sobre todo, por su atención y gentileza.
“Cuando don Adrián llegó a Tijuana, observó que no había un restaurante de mariscos en la ciudad. Pero, entre 1939 y 1941, decidió recorrer California, Estados Unidos, y ver los sistemas de trabajo más exitosos que existían allá. Laboró en restaurantes de primera calidad, como el Mexican Village, en California, y en el Hotel Kona Kai, en San Diego. Se desempeñó en todas las secciones, hizo de todo. Con vasta experiencia, decide regresar a Tijuana”, relata el empresario Felipe Pavlovich, yerno del señor Pedrín.
El señor Adrián conoció a la tijuanense Aída Martínez Navarrete, con quien contrajo nupcias en 1946; juntos conformaron un menú gastronómico y abrieron La Costa, en 1967.
“Con el apoyo del señor John Alessio, instala en la calle Séptima y Revolución, muy cerca del Jai Alai, en la Zona Centro de Tijuana, el restaurante La Costa. Por medio del conocimiento adquirido en Estados Unidos y recetas de mi suegra, arman el menú y comienzan de una manera humilde de trabajar, una pequeña empresa. Aunque esta frontera era exigente con los sabores, tienen un éxito incalculable.
“Don Adrián era un hombre de mucho trabajo, personalidad, con buen sentido del humor, que le daba vida al negocio; se relacionaba con los clientes muy fácilmente. De esta manera llegó a tener el restaurante más predilecto de la frontera de California y Baja California. Hacían filas para ingresar los comensales. Tanto acudían artistas, empresarios, como gente de la sociedad”, relató Pavlovich.
Agregó que, en la historia culinaria de Tijuana, quedará en el gusto del paladar los “Camarones Costa Azul”, las “Enchiladas de cangrejo” y los “Ostiones Blue Point”.
“Una frase favorita que tenía el señor Pedrín era: ‘No hay mejor memoria que el paladar’, tal parecer que así fue, hay gente que recuerda ese sazón y gusto por el menú de La Costa”.
“Lo más bonito es que esos platillos están en los menús de restaurantes como el Caesar´s, Saverios, entre otros, que fueron originales del restaurante de don Adrián”.
Debido al éxito de La Costa, el entonces Gobernador Miltón Castellanos Everardo, lo incitó a que montara en San Antonio del Mar, otro restaurante.
“El negocio tuvo mucha aceptación, por lo que dejó encargado en la administración a su hijo Carlo Mario Pedrín Martínez. Luego, en la Avenida Revolución, localizó otro pedazo de terrero que era de Fortino Cabrera, a ese restaurante le pone el Pedrin´s, en donde don Adrián aparecía vestido de marinero, muy fino. Ahí asistía la Crème Crème, los grandes empresarios, ejecutivos, políticos. Era un lugar de élite y glamour”.
Pedrín Arámburo también será recordado por haber formado parte de cúpulas empresariales y sus precisiones dieron mucho nombre a la ciudad.
“Don Adrián formo grupos importantes de trabajo, para muchos fue un maestro; por ejemplo Rabelos trabajó con él; Bernabé López, del Faro de Mazatlán; Miguel Ángel Badiola y tu servidor. Era un tipo fino, se exigía mucho así mismo. Era muy pegado al orden y a la perfección de los alimentos. No podían salir los alimentos antes de tiempo, no como ahora, esos restaurantes de Fast Food. Todos los que trabajábamos con él queríamos imitarlo, pero era muy propio”, relató.
Pavlovich recordó que el empresario, antes de formar parte del mundo gastronómico, alrededor de1952, incursionó como cantante ranchero en la Ciudad de México, alternándose en centros nocturnos de aquella época, con personalidades como Pedro Infante y Jorge Negrete; pero fue su familia la que lo hizo regresar a tierras bajacalifornianas, en donde también incursionó en el sector de las curiosidades en la Avenida Revolución.
Dejó un legado
Don Juan José Plascencia y su hijo, el chef Javier Plascencia, coinciden en el legado que Adrián Pedrín dejó a los bajacalifornianos.
“Para mí es como un ídolo. Supe de la escuela que dejó a toda esa gente que trabajó con él; es lo bonito de la profesión, que puedes dejar un legado. Todos esos platillos que se crearon en La Costa, ahora nosotros los chefs, nos inspiramos en eso, los reinventamos, pero con la esencia de lo que inició él. Algunos de sus platillos los manejamos en Caesar’s en tributo a él.
“Lo vi trabajar por muchos años, era una persona que tenía un don muy especial para atender a la gente, su servicio. De ahí aprendí mucho y todavía lo recuerdo como se movía en el comedor, su sonrisa, sus empleados bien entrenados”, relató Javier Plascencia.
Por su parte, don Tana señaló que el señor Pedrín fue un empresario innovador al que consideró su amigo.
“Fuimos amigos, compañeros; participamos hace mucho cuando iniciaba el Comité de Turismo. Me encantaba ir a su restaurante La Costa. Pedrín fue un innovador porque no había un restaurante especializado en mariscos y le funcionó muy bien, lo veía trabajar con su familia. Su lugar estaba lleno de americanos, fue cuando dije ‘yo también algún día quisiera participar en ese, el mercado’. Él empezó antes que yo, apenas tenía mi negocito de pizzas. La atención que brindaba era muy buena, siempre con categoría”, puntualizó.
A don Adrián Pedrín Arámburo le sobreviven su esposa, hijos, nietos y bisnietos. En paz descanse.