En el colmo de la soberbia institucional, el alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum Buenrostro, ha modificado la forma en que se dirige a la prensa, la manera de interactuar con los reporteros y, por supuesto, la estrategia para hacer llegar la información de las acciones de la administración municipal, a los tijuanenses. Antes abierto y dicharachero, ahora el presidente municipal emanado del Partido Acción Nacional se esconde, se molesta y da conferencias de prensa temáticas, en las que se aborden única y exclusivamente asuntos que a él y a su administración convengan, y no las noticias o temas de interés en general. A propósito de las críticas que ha recibido por arrendar los servicios básicos que debe ofrecer, como el de la prevención del delito con la onerosa renta de patrullas, o el de la recolección de basura con un ventajoso y leonino contrato para la empresa de camiones de basura, incluso el multimillonario convenio para las luminarias que salió peor que el de Carlos Bustamante y por el que fue perseguido por panistas y priistas, y muchísimo más caro que el que proponía Jorge Astiazarán, “El Patas” no quiere que le hagan preguntas incómodas. Por eso, al modo del gobernador del Estado, ha instaurado una barrera física entre él y los reporteros, y girado instrucciones a los del área de comunicación para que solo le hagan preguntas del acto del día -inauguraciones, arranques, y otros decorativos- y no de los temas que realmente preocupan a la población, como son los contratos de renta, la ausencia de transparencia en su administración, la violencia en el transporte público, los incrementos en los servicios y otros que le incomodan, pero que ha llevado a cabo. Solo eso faltaba, que después de toda la opacidad, el alcalde ya no quiera ni responder preguntas.
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