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martes, octubre 1, 2024
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No destruyas lo que no puedes construir

En asuntos de política económica y social, en México hay mil caminos que conducen a un buen fin. El primero es el respeto a todas las instituciones; el segundo es el cariño con que tratas a tus semejantes. Como semejantes se comprende a todos los connacionales, con sus bienes materiales y el derecho a los espirituales como bienes especiales. En ese punto, hay discordia, porque no hay entendimiento ni se concede el derecho.

En política, el gobierno se cree una sociedad distinta con sus funciones correctas, según conviene a sus fuentes. Lo malo en ese proyecto es que no comparten bienes con el resto de su pueblo, quien les da la riqueza y el poder de su fortaleza. El palacio donde viven creando leyes para su provecho, ganando tanto dinero que se gastan lo del pueblo.

La política social es un arma de dos filos. Por un lado, la controlan los partidos, postulándose así mismo, comprando votos de amigos y de seres olvidados que para vivir, aceptan las migajas de seres corrompidos que se gastan lo que ganan y lo que otros no reclaman, y si lo hacen, nunca ganan. El otro filo del arma es cortante he infeccioso, los portadores lo usan provocando desbandadas, hieren sin razón y huyen, culpando de tal acción a un gobierno que está enfermo y que pretenden exterminarlo para implantar en su puesto a un dictador más funesto, que se alimenta de sangre.

Reflexiona como un ser inteligente que proteger quiere para bien de mucha gente. Los navíos que salvan vidas en un mar revuelto y cruel, capaz de arrasar ciudades a la orilla de sus playas, para amedrentar familias que, en dicho mar, se alimentan cuando sus aguas se calman, porque no provocan olas quienes deben controlarlas.

Este mundo es para todos, un mar de oportunidades. Mantén sus aguas en calma, no provoques tempestades ni contamines sus aguas, en ellas está la vida para propios y extraños; para los de tierra firme y quienes surcan los aires viajando juntos en este mundo; para conocer los frutos que alimentan a los pueblos vivos.

 

Vicente Martínez Méndez

Tijuana, B.C.

 

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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