Política Breve y de Emergencia
Las brutales agresiones cometidas contra usuarios del servicio de taxis Uber por choferes de Taxis Amarillos, llegaron a su límite en la madrugada del sábado 01 de julio, pues ya no se trató más de una estadística, sino del final de la época de impunidad y protección política para el poderoso gremio transportista. La gota que derramó el vaso cayó sobre las décadas de innumerables denuncias públicas y legales por actitudes groseras, acciones violentas, vandálicas y gansteriles de supuestos trabajadores del volante que siempre se salían con la suya.
El gobierno de la ciudad de Tijuana, por instrucciones del Alcalde Juan Manuel Gastélum, inició la cancelación legal de la autorización del uso de la vía pública para sitio de taxis al gremio de Taxistas Amarillos, que se reflejó en la revocación de permisos y retiro de los señalamientos físicos de las banquetas y pertrechos que indicaban el uso exclusivo de zonas, propiedad de la ciudad en favor del gremio. Nueve sitios fueron cancelados en su uso por las autoridades y, con ello, retirados de la zona de influencia conocida como “La Línea”.
El abuso y la impunidad son siempre un caldo de cultivo extremadamente peligroso; los amarillos, desde sus inicios en la mitad del siglo pasado, hicieron del uso de zonas públicas concesionadas por las autoridades, primero federales y posteriormente estatales y municipales, lo cual generó una suerte de propiedad territorial con derechos para cobro de tránsito, por las buenas o por las malas, que se extendió hacia las zonas de influencia turística de toda la ciudad, siempre con el mismo objetivo y resultado, impedir el trabajo o cobrar “derecho de piso” a todos aquellos que quisieran transportar pasajeros a través o hasta La Línea, si no pertenecían al gremio.
Las agresiones físicas en contra de autobuses, de ambulancias en transporte de pacientes, de transportes turísticos privados en trayecto hacia cualquier parte del Estado, de taxis extranjeros y de cualquier vehículo que pareciera transportar pasajeros, han sido hechos comunes por más de 50 años, siempre al amparo de la complicidad con autoridades policiacas y políticas.
Muchos son los rumores y pocas las denuncias ciudadanas. De las actividades de auténtico crimen organizado por el gremio de Amarillos, involucrados en extorsión a comerciantes y hospitales, de distribución de droga ilícita al menudeo; venta de bebidas alcohólicas, trata de blancas; asalto a turistas y demás, todo siempre con el prepotente y agresivo estilo, producto del contubernio oficial.
Por eso, hoy, con el estilo común de Los Taxis Amarrillos, usuarios de transporte de taxi Uber fueron gravemente agredidos, sumándose a los innumerables casos de conductas al margen de la ley, lo verdaderamente extraordinario es que las autoridades hayan actuado con toda la capacidad de sus facultades y que, por primera vez, se haya tenido el valor de confrontar a esta mafia que por mucho tiempo ha dañado a Tijuana.
Bien por el Alcalde Gastélum al decidir encabezar las acciones jurídicas que pongan fin a una época de impunidad y abuso en contra del bien común tijuanense, a manos de estos pseudo-transportistas. Esperemos que las acciones definitivas erradiquen este mal y sea un inicio que traiga orden y eficiencia al servicio público de transporte de pasajeros en la ciudad.
Que la historia lo registre.- Después de 18 años de haber cedido a los municipios la rectoría del transporte público, el Gobierno del Estado analiza retomar las facultades en el tema, pues los gobiernos de las ciudades no han demostrado capacidad de atención.
Botón rojo.- Óscar Morales, líder de los Taxis Amarillos, ya sabe ¡quién es el autoridad en La Línea!
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com