PRD S.A de C.V.
AMLO se infartó en la víspera de la aprobación de la reforma energética que regresó nuestro petróleo a manos extranjeras, infarto cargado de un poderoso simbolismo, pero no fulminante. De haber muerto Andrés Manuel, el neo liberalismo de dos cabezas habría triunfado inexorablemente, legitimado además por el PRD, su más grande opositor desde 1988.
El fin de la historia nos habría alcanzado para perpetuar el sistema económico que construyó el país injusto, desigual y violento que hoy tenemos; para consolidar la simulación democrática, para perpetuar en México el neo feudalismo, en el que el neo liberalismo se ha convertido. Neo feudalismo que concentra la riqueza, que no esclaviza, pero encasilla en la miseria a la clase trabajadora, dificultando perversamente la permeabilidad social y que tiene al 46% de la población hundida en la pobreza y a otro 34% en la vulnerabilidad económica.
Después de un mes de recuperación obligada, AMLO regresó a la arena con la misma determinación de siempre; entero, pues el infarto había sido atendido antes de ocasionarle daños al musculo cardíaco; listo para terminar con la conformación de un nuevo partido político que le diera voz al nacionalismo revolucionario y fuera una alternativa al ciudadano, víctima del neo feudalismo empobrecedor.
Morena surge a tiempo para participar en la elección intermedia de 2015, de la que sale con un sorprendente 7%, insuficiente para superar a su ex partido, pero convertido en mayoría en la Ciudad de México, suficiente para que al Sol Azteca le quedara claro que en el espectro progresista, solo había cabida para un actor.
A partir de 2015, el crecimiento de Morena y Andrés Manuel como alternativa presidencial, ha ido veloz y sólido, mermando las bases electorales del PRD, pero también las priistas y panistas, que hartas de la corrupción, la inseguridad y la pobreza, se han ido decantando a favor del tabasqueño. El asunto es tan evidente que todas las mediciones ubican al “Peje” muy por encima de cualquier rival y a Morena en la punta de la competencia.
En la elección de gobernador en el estado de Veracruz se manifestó la nueva realidad electoral mexicana. El PRI marginado al tercer lugar, el PAN triunfante solo gracias a su alianza con el PRD, y Morena a un tris del triunfo, con un candidato modesto. El saldo del paquete de elecciones de 2016 fue altamente positivo para el nuevo partido, pues sustituyó al PRD como fuerza política del progresismo, con la presencia suficiente para disputar el poder presidencial y con el precandidato mejor posicionado y más prestigiado para ese fin.
Llegó 2017 con el PRIAN espantado ante la posibilidad de que Morena triunfara en Edomex. Los analistas especulando que la unión de las izquierdas haría imposible un triunfo priista, reflexión que en los hechos, AMLO rechazó. ¿Por qué? Porque la disputa por la nación no se salda en Edomex, sino en una elección presidencial, y de haber acordado con un PRD integrante del status quo, habría empeñado la viabilidad del movimiento nacionalista del que él emergió como relevo generacional en 2006, en el hipotético caso de que él pierda la elección presidencial del próximo año, pues esa alianza habría costado la jefatura de gobierno en la Ciudad de México, espacio idóneo para el relevo generacional. El resultado lo conocemos, Morena, con una muy modesta candidata, fue el partido más votado, el PRI mantuvo la gubernatura solo gracias a una alianza con otros tres partidos que, como peones de un ajedrez, entregaron sus registros para salvar la vida del rey; el PRD mantuvo su votación y hoy, con sus principales dirigentes domesticados, se aproxima a una alianza antinatural con el PAN, con la esperanza de recuperar alguna pertenencia de su naufragio.
De las decisiones estratégicas que tendrá que tomar AMLO en este nuevo escenario, hablaremos en la próxima entrega.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe es Doctor en Derecho Constitucional, ex diputado local, rector del Centro Universitario de Tijuana en el estado de Sonora y coordinador estatal de Ciudadanos Construyendo el Cambio, A.C. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com