La culpa tú no la tienes
de que yo ya esté acabado,
el tiempo se lo ha cobrado.
Yo acabé, tú apenas vienes.
Si me canso, me preguntas:
¿Quieres que juegue contigo?
No te compares conmigo,
mis fuerzas están difuntas.
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Y aquel que fuera hombre fuerte,
el tiempo le arrebató
sus fuerzas, pero obsequió
seis nietos por buena suerte.
Ser abuelo es privilegio
que nos otorga el creador.
Otra vida que retoña
y es el fruto del amor.
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Los nietos te hacen sentir
que regresas al pasado,
en ellos ves a tus hijos,
que los llevas de la mano.
A la escuela por ejemplo,
cuando había calor de hogar,
entonces no presentías
que aquello había de acabar.
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Valió la pena vivir
correteando tan temprano,
ver tus hijos realizados
con su título en la mano.
Si no fuera por los nietos
que nos sacan canas verdes,
yo diría pobre angelito
que en tus tristezas te pierdes.
Qué mayor satisfacción
mirar tu esfuerzo cumplido.
La recompensa, ¡los nietos!
Y todo queda concluido.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B.C
