Christopher Nolan aquí lo ha hecho todo: desde usar el IMAX para filmar toda la película, hasta ofrecernos una estructura narrativa en tres partes donde la acción dice más que el diálogo a la hora de hacer un filme de guerra para estos tiempos.
Claro que ya sabíamos lo talentoso que es este realizador, capaz de tejer una historia con tanta audacia como lo es “Memento”, y también ofrecernos diversión pura con la trilogía del “Dark Knight”. El género, pues, no es ningún obstáculo para este director de primera.
El tema que con gran esmero ahora desarrolló, es el de las tropas británicas y su trágica salida de Dunkirk durante la Segunda Guerra Mundial.
Como los hechos no son nada fáciles de recrear, la cámara tuvo que seguir a los soldados por mar, tierra y aire, con una precisión, un lujo de detalle y un realismo impresionante que convierte al espectador en un testigo horrorizado que no comprende lo que ve por los diálogos, sino por la perfección de cada escena donde el peligro siempre acecha.
Así tenemos a Tom Hardy tratando de vencer a los alemanes con su aeroplano; un joven soldado interpretado por Fionn Whitehead que escapa milagrosamente del fuego enemigo y va a dar hasta la playa en busca de una manera de cruzar al canal y volver a Inglaterra; a Kenneth Branagh como el viejo lobo de mar siempre preso de sus augurios; y a Mark Rylance, quien representa el espíritu de lucha contra todo y todos.
A veces es un poco complicado seguirle los pasos a los personajes que participaron en esta heroica evacuación que, como bien plantea Nolan, la guerra no tiene lógica, como tampoco tiene, muchas veces, el instinto de sobrevivencia.
No queda más que agradecerle al realizador y guionista este primer largometraje verdaderamente importante de 2017. ****
Punto final.- “Baby Driver”… Vale mucho la pena ver esta cinta. De veras.