El miércoles 12 de julio se festejó el Día del Abogado en México. Para tal efecto y en miras de su reelección, el presidente del Tribunal, Jorge Armando Vásquez, decidió entregar un reconocimiento en base de cristal a todos y cada uno de los 16 magistrados del Poder Judicial, quienes en noviembre próximo votarán por la permanencia o no de Vásquez. El reconocimiento iba acompañado de una carta firmada por el titular, que en su parte medular dice: “… hoy quiero ofrecer un modesto reconocimiento a cada uno de ustedes, y no dejar pasar la oportunidad de agradecerles el apoyo que aun con diferencia de opiniones, resulta valioso y enriquecedor, para ofrecer una justicia cada día más accesible y transparente…”. Pero resulta que entre los magistrados hubo opiniones encontradas respecto del gesto de su presidente, hubo quienes lo tomaron como una novatada, otros que se rieron del hecho, los supernumerarios (el grupo de Vásquez) que lo festejaron y se sintieron honrados, y dos magistrados que simplemente dejaron en su lugar y sin abrir, el reconocimiento y la carta, desairando pública y abiertamente al líder del Tribunal. Se trató -para no variar- de la licenciada María Esther Rentería, ex titular de ese Poder y férrea combatiente de su sucesor, y del abogado Emilio Castellanos. Parece que a ambos, los esfuerzos de Armando Vásquez por quedar bien, ni les parecieron ni los validaron. Uff…