24.1 C
Tijuana
viernes, octubre 4, 2024
Publicidad

Así que no me festejen

Ya rebasé la centuria,

ya soy de muchas edades,

se fueron mis mocedades,

cargadas con sus penurias.

 

No sé ni cuándo nací,

nomás que soy fronteriza.

Soy de raza muy mestiza

y aquí en la línea crecí.

 

Pero no saben la fecha

exacta de mi eclosión,

todo es especulación,

mi origen es data incierta.

 

Nací en los sesenta y tantos

del siglo mil ochocientos.

Mi entorno fueron desiertos,

con su belleza y encantos.

 

Mi madre vendía comida

en la línea divisoria,

lo sé por indagatoria

con la gente aquí nacida.

 

De ella heredé mi nombre,

Tijuana, puerta de entrada,

coqueta cual bella dama,

ciudad de gran ranciadumbre.

 

Debe de ser la vejez

que ya huelo a excremento.

La Vía Rápida y el Centro

huele a caca, ¿no lo crees?

 

Como dama que soy,

quiero mirarme bonita,

soy la linda Tijuana,

merezco un trato mejor.

 

Con estos malos olores

mejor que no me festejen.

Las cloacas mejor despejen,

no sean malos servidores.

 

Mis primeros años fueron

de paz y tranquilidad,

no sabíamos de maldad,

los males después viniendo.

 

Para el siglo novecientos,

siglo nuevo, siglo veinte,

habitaba poca gente,

eran cerca de doscientos.

 

Y yo creciendo y creciendo

en calles y avenidas,

todas ellas concurridas

de gente yendo y viniendo.

 

Al principio eran los curios

que atraían a los turistas,

más tarde a casa de citas

ocultas en los tugurios.

 

Así que no me festejen

con la fama que me dieron

esos hijos pendencieros,

prefiero que de mí se alejen.

 

Comenzaron a buscarme

por el vicio y los placeres,

mucho vino y las mujeres

a costa de criticarme.

 

¿Quién me sembró de cantinas?

¿Quién me sembró de burdeles?

Ya no quiero ver mujeres

paradas en las esquinas.

 

Yo no quiero que haya vicios,

yo quiero que haya trabajo

para todos los de abajo

y con muchos beneficios.

 

Yo quiero una barredora

para limpiar mi ciudad,

que ya no haya suciedad,

quiero ser limpia señora.

 

Ya no me sigan manchando

mi nombre y reputación,

soy dama de esta Nación

y a mis hijos sigo amando.

 

Y si quieren festejarme,

borren mi historia pasada,

la negra historia fraguada,

la que logró denigrarme.

 

Cuando cese la pobreza

en esta Tijuana hermosa,

seré dama dichosa

festejando esta proeza.

 

Soy la entrada al gran país

que espera ser tu anfitrión,

te ofrezco mi corazón,

jamás te arrepentirás.

 

Soy hijo por adopción

y te dedico esta marcha.

¡Viva Tijuana muchacha!

Te llevo en el corazón.

 

Alberto Torres Barragán

Tijuana, B. C.

Previous article
Next article

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas