Lo miro y vuelvo a mirar,
aferrándose a la vida,
en frasco de agua tranquila,
hermoso ramo floral.
Una preciosa deidad,
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venida desde el Olimpo,
con su corazón muy limpio,
me vino a felicitar.
Me dijo: “A Usted yo lo aprecio,
y aprovecho la ocasión
para expresar mi emoción,
su amistad no tiene precio”.
Mi corta edad ya me dice
que tengo que valorar
al que sabe bien amar.
Diosito siempre bendice.
Por eso me desprendí
de mi afecto personal,
y a un señor sin igual,
con mi gracia sorprendí.
Que viva muchos abriles
con quien quiera Usted vivirlos,
hay que saber exprimirlos
de amor y cosas sublimes.
Le ofrezco un ramo de flores,
si eso lo hace feliz,
otro día agarre el veliz
y arranque con mis amores.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B.C.