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lunes, septiembre 30, 2024
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En decapitaciones, evidencias incriminan a profesor

Los peritos encontraron sangre humana en el automóvil del maestro Francisco Rivera, donde la pareja de profesores asesinados fue vista por última vez. En el cateo al domicilio de presunto responsable, los forenses también hallaron vestigios de sangre. El vehículo fue captado en video en la zona donde se localizaron los restos de las víctimas. La pareja fue asesinada por degüello

 

El maestro de carpintería en retiro Francisco Eloy Rivera Carro, de 52 años, está en prisión preventiva en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Ensenada, como principal sospechoso de decapitar al matrimonio de profesores jubilados, conformado por  José Hilarión Román Miranda y Silvia González Galindo.

Los tres  mantenían una amistad desde 1987, cuando compartían aulas en la Escuela Secundaria “Jorge Salazar Ceballos”, o Diurna Número 2. Las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) indican que la última vez que vieron con vida a la pareja fue el  jueves 25 de mayo, ambos acompañados por el indiciado.

Francisco Eloy los recogió en el domicilio familiar alrededor de las cinco de la tarde, y desde ese momento no se supo más de ellos hasta el domingo 28 de mayo, cuando un guardia de seguridad halló las cabezas amordazadas y vendados sus ojos con cinta canela dentro de bolsas de plástico transparentes anudadas, en un parador turístico del Rancho Salsipuedes, en el Kilómetro 85+350 de la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada. Vio los bultos, se acercó, los movió y al ver el cabello, llamó al 911.

Unas horas antes se registró el hallazgo de dos torsos -de hombre y mujer, con brazos y sin piernas-, el del hombre en la colonia Herrera y el de la mujer en la colonia Sánchez Taboada.

FOTO: ENRIQUE BOTELLO/ Casa de los maestros afectados

Según el resultado de las pruebas genéticas, todos los restos coinciden y pertenecen al matrimonio ensenadense.

El dictamen del Servicio Médico Forense (Semefo) refiere que la pareja murió por decapitación, “choque hipovolémico a consecuencia de lesiones en los grandes vasos del cuello por objeto punzocortante”. El jefe de Semefo, César Vaca, explicó que según las pruebas, las muertes de ambos fueron casi al mismo tiempo.

Francisco Eloy no ha reconocido participación en el crimen, en su vehículo, una Volkswagen Touareg 2007 de color gris, pero la PGJE encontró restos de sangre humana en asientos frontales, medios y en la cajuela. Al igual que en su casa marcada con el número 1229 de la calle Cedros, del fraccionamiento Villas del Prado.

Para saber si la sangre es de la pareja asesinada, habrá que esperar otros diez días para que se den los resultados de las pruebas de ADN.

Con las evidencias recabadas, el miércoles 7 de junio, el juez de control en la Segunda Sala, Ernesto Flores Gallegos, realizó la vinculación a proceso del acusado por el delito de homicidio calificado por premeditación y traición en grado de coautor, en agravio de los maestros.

La desaparición y el hallazgo

La tragedia inició el 26 de mayo, cuando una amiga de la pareja acudió a la casa para buscar a Silvia e Hilarión, luego de no asistir a una cita con un abogado. Los teléfonos celulares de ambos estaban apagados, por lo que se comunicó con los hijos e hijastros (dos hijos de él y una de ella).

Ese viernes, la familia presentó la denuncia por la desaparición de los maestros y, desde el teléfono de José Hilarión, uno de sus hijos recibió un mensaje vía WhatsApp:

“Tenemos a tus papás, ni hagan olas y todo saldrá bien. Si los quieren volver a ver con vida no avisen a las autoridades. Al rato los contactamos”.

El domingo 28 encontraron las cabezas en Ensenada y los torsos en Tijuana. Desde el principio, el hijo de Hilarión y la hija de Silvia reconocieron los rostros de sus progenitores, por lo que se ordenaron los exámenes de comparativa genética.

Entre las incidencias presentadas por el agente del Ministerio Público al juez, una consulta a Google History -hecha por uno de los hijos de la pareja- arrojó la trayectoria del celular de los maestros desde la salida de la vivienda en Valle Verde, para después registrar una segunda parada en Villas del Prado. De ahí no hay más registros.

A las cinco de la mañana del domingo 28 de mayo, un hombre que caminaba por Avenida Novena, una zona céntrica a unos diez kilómetros de Villas del Prado, encontró tirado el celular de Hilarión, lo recogió y sin apagarlo se lo llevó a su trabajo en el poblado de Maneadero. Recibió una llamada de una voz femenina que le advirtió no darle a nadie el dispositivo. Actualmente la Policía Ministerial lo tiene en su poder para llevar a cabo análisis.

 

Móvil no está claro y buscan cómplices

El 1 de junio, el profesor Francisco Rivera fue detenido como principal sospechoso del asesinato de la pareja.  El subprocurador de Investigaciones Especiales de la PGJE, José María González, detalló que en la investigación llamó la atención que nadie reclamara dinero por el rescate del matrimonio.

Sobre el motivo del homicidio, mencionó que años atrás el imputado vendió a las víctimas un terreno y sostenía con ellos una deuda de 10 mil pesos, aunque duda que ese haya sido el móvil del crimen, “no está claro aún, él no ha aceptado (la culpabilidad), aunque estamos convencidos de que sí fue”, determinó González.

Por el momento no hay más personas detenidas, sin embargo, se está en búsqueda de otros posibles participantes.

FOTO: ENRIQUE BOTELLO/ Casa del presunto asesino de maestros decapitados

Evidencias video grabadas

Como parte de los elementos de prueba la fiscalía, estableció la correspondencia del vehículo del imputado con la unidad captada por una videocámara en la zona de la colonia Sánchez Taboada, donde fueron arrojados los restos de la mujer.

 

Las cámaras de video vigilancia de una de una vecina de Valle Verde, arrojaron que efectivamente Francisco Eloy se llevó a la pareja alrededor de las 5:00 pm.

Una segunda película muestra que una camioneta con las mismas características físicas a la del imputado se estaciona en Avenida Pinos Agüeros, frente al número 33 de la delegación Sánchez Taboada y, luego de unos instantes, lanza una bolsa transparente con un torso humano.

Otra evidencia que podría ser determinante, pero no avanza debido al burocratismo, es que la administración de Caminos y Puentes Federales (Capufe) no ha contribuido con la información que le solicitó el Estado referente a si la unidad de Francisco pasó por la autopista durante ese fin de semana, ya que el lugar en el que depositó las cabezas obliga a pasar por alguna caseta.

 

Versiones del imputado sin elementos de prueba

La primera ocasión que Francisco Eloy fue llamado en calidad de testigo, el 26 de mayo, reveló al agente del Ministerio Público que recogió a las ahora víctimas en su domicilio en Valle Verde, los llevó a ver una casa en venta, abrieron la reja de la cochera y en diez minutos estaban de regreso.

Pero la hija del imputado lo desmintió. Ella vive con su esposo en la supuesta vivienda en venta e informó a los policías que tenía cuando menos dos semanas sin ver ni hablar con Francisco Eloy, también aseguró que el jueves 25 de mayo nadie fue a su casa, pues la reja hace “ruido” y tiene perros que la hubieran alertado. Agregó que  la casa se la regaló el papá el día de su boda y, si la fuera a vender, le hubiera avisado.

Fue así como Francisco Eloy fue llamado una segunda ocasión a declarar como testigo, el 29 de mayo, donde dijo a los agentes que “mintió” anteriormente y ofreció una segunda historia.

Que desde febrero (2017) recibió una llamada desde la Ciudad de México al parecer de extorsión, los números eran de Tijuana o Monterrey, del otro lado se escuchaba la voz de un hombre que le ordenó  “ponme a  Hilarión”, o de lo contrario le harían daño a sus hijas, una que estaba en Ensenada y otra en Monterrey.

Mencionó que a finales de abril, mientras estaba afuera de su domicilio, tres jóvenes de complexión delgada y cabello corto se acercaron para pedir referencias de una persona a la que él desconocía, estos abordan un automóvil sedán y acto seguido le suena el celular: era la misma voz diciendo que él había enviado a esos hombres, y lo tenía vigilado.

La penúltima llamada fue antes del homicidio, “te queda poco tiempo, hazle como puedas”, fue supuestamente la amenaza de una voz masculina. Y ese jueves fue rotundo en la llamada: “El tiempo se agotó”.

Entonces decidió ir por la pareja a Valle Verde y con engaños les ofreció una propiedad en venta por 500 mil pesos. Una vez ahí, otros tres hombres esperaban a bordo de un automóvil sedán se acercaron al copiloto y a la puerta trasera para bajar a la pareja.

Rivera dijo que después fue a casa de su novia, más tarde a su domicilio, donde recibió un mensaje que decía: “No hagas olas, todo va a estar bien”.

Pero no aportó ni mensajes en su teléfono, ni elemento de tiempo, modo, lugar, para respaldar esos dichos.

 

No le leyeron sus derechos

Durante la audiencia de vinculación, la principal defensa presentada por su abogado fue solicitar la nulidad de dos pruebas fundamentales para la investigación: la primera declaración que Francisco Rivera da ante el Ministerio Público, y una entrevista, ya que previo a su realización, no le leyeron sus derechos, ni tampoco estuvo acompañado de un abogado asesor.

“Fue una violación a sus derechos fundamentales”, aseguró el defensor.

Situación que la fiscalía rechazó, ya que en ambas ocasiones no existía el hallazgo de las cabezas, por lo cual Rivera no fue citado como indiciado, sino como testigo para dar con el paradero de la pareja, y que por ese motivo no era necesario un defensor.

La próxima audiencia se programó para el 8 de noviembre de 2017

 

Miedo y perturbación entre amigos, vecinos y familiares

En el entorno vecinal de Hilarión y Silvia, los vecinos de la calle Los Encinos responden a las peticiones del Ministerio Público, pero hay desconfianza y miedo. Defienden a la pareja victimada, pero prefirieron no hablar con la prensa.

La familia atraviesa por un momento difícil,  no han podido sepultar  los cuerpos porque aún falta que la autoridad concluya con las diligencias, en espera de encontrar las extremidades inferiores.

En contraparte,  los vecinos de Francisco Rivera lo calificaron como poco sociable y dijeron saber de personas viviendo desde hace años en el inmueble, pero nunca han visto salir o entrar a alguien.

“Ni conozco quién vive ahí, la verdad”, comentó una comerciante contigua a la casa.

Saben que la vivienda está habitada porque los dos perros siempre están “bien alimentados”, sin embargo, los residentes no se relacionan con los colonos.

Quienes sí lo identificaron como buen deportista fueron integrantes de clubes de ciclismo de Ensenada, a los que el sospechoso pertenecía.

 

Docente ejemplar  y empresario

 

José Hilarión Román Miranda era uno de los docentes más reconocidos de la Escuela Secundaria “Jorge Salazar Ceballos” o Diurna Número 2, donde  impartía la clase de Biología.

Como “tierno, paciente y comprensivo”, lo calificó su ex alumna Elena Contreras, conmovida por la situación.

En redes sociales, cientos de estudiantes lo recordaron por el apodo “El Charrito”, dada su baja estatura. Era estricto, no descansaba hasta que todos sus estudiantes aprobaban su  tradicional examen oral de la tabla periódica.

A los jóvenes les imponía la compra de una gran libreta Universitaria que revisaba cada tres días, “era exclusiva para su clase y no dejaba una sola hoja en blanco”, recordó el joven de nombre Juan Pablo.

El profesor y su pareja eran prestamistas desde hace varios años, tenían un salón social llamado Los Encinos y un local comercial en Valle Verde.

Según consta en el Registro Público de la Propiedad, Román contaba con más de diez inmuebles en zonas como San Antonio de las Minas, Valle Verde, Lomas de Valle, Ejido Chapultepec y Villa Juárez.

 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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