La degradación de los suelos, el cambio climático, la diversidad biológica y el abastecimiento de agua potable, está íntimamente relacionada con los problemas sociales y económicos, la seguridad alimentaria, la migración y la estabilidad política, esto de acuerdo con un comunicado de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Ciudad de México, 17 de junio (SinEmbargo/ZETA).- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) alertó este día sobre el proceso de degradación del suelo en México, pues representa un riesgo para la fertilidad de la tierra y la reducción del contenido de materia orgánica, y que está íntimamente relacionada con el ejercicio de los derechos humanos.
En un comunicado en el marco del Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, la Comisión lanzó esta advertencia luego de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) expusiera la relación que existe entre la degradación de los suelos, el cambio climático, la diversidad biológica y el abastecimiento de agua potable, con los problemas sociales y económicos, la seguridad alimentaria, la migración y la estabilidad política.
Para satisfacer las necesidades del hombre, dice el comunicado, es necesario trasformar los recursos naturales e incluso, en algunas ocasiones, alterar el medio ambiente, por ello se dice que “las actividades humanas son las principales causas de la degradación del suelo”.
Ante esta problemática, cerca de la mitad de los suelos de México presentan actualmente problemas de degradación. Lo que es preocupante, porque, dice este informe, “si bien es posible desarrollar actividades agropecuarias y forestales, se presenta una baja considerable en la producción”.
La CNDH denuncia que estas situaciones “agudizan sensibles problemas sociales como la pobreza, la salud y la nutrición deficientes, la falta de seguridad alimentaria, y los problemas derivados de la migración y el desplazamiento de personas, que conllevan a la vulneración de múltiples derechos humanos”.
Ante este panorama, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos respetuosamente insta al Consejo Nacional de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible para que, con la participación de los gobiernos locales, el sector privado, la sociedad civil y la academia, se coordine el desarrollo de estrategias, políticas, programas y acciones con recursos suficientes que conduzcan al cabal cumplimiento de la meta 15.3:
“Para 2030, luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación neutra del suelo”, considerando para tal efecto, los postulados de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD por sus siglas en inglés), tratando a la sequía como un permanente riesgo.
México, junto con otros 194 países tienen como deber de promover la aplicación de la UNCCD, un tratado internacional con el fin concientizar acerca de la degradación de la tierra.
Finalmente el Secretariado Ejecutivo del UNCCD dio a conocer algunas cifras sobre la realidad del planeta, “alrededor de 135 millones de personas podrían desplazarse antes de 2045 como consecuencia de la desertificación,” además se espera que la demanda de agua mundial aumente de entre un 35 y un 60por ciento en el periodo comprendido del años 2000 al 2025, y se duplicaría para el 2050.
Para el 2050, cuando se alcance una población aproximada de 9 mil millones, “la producción agrícola se tendrá que incrementar en un 70por ciento a nivel mundial y en un 100 por ciento en los países en vías de desarrollo”.
Además, “mil 800 millones de personas vivirán en países o regiones con absoluta escasez de agua, y dos tercios de la población mundial (5 millones 300 mil) podrían vivir bajo condiciones de estrés hídrico; […] el 50 por ciento de la tierra agrícola en América Latina podría estar afectada por la desertificación.”.