Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos todo el mundo se siente amenazado y con justa razón. Hacia el interior de ese país priva la incertidumbre sobre cualquier decisión que su mandatario tome: empresarios, medios de comunicación, migrantes, minorías, etc., no saben qué esperar, la zozobra es permanente. En el exterior el temor es similar, nadie tiene certeza de llegar a acuerdos con Trump y menos si los respetará.
Los mexicanos somos una clara muestra de sus inconsistencias, por ejemplo un día amenaza con dejar el Tratado de Libre Comercio y otro día habla de solo mejorarlo. Los demás países están más al pendiente de sus “tuits” que en realizar política seria con los Estados Unidos.
Para colmo en el último mes hemos sido testigos de algo que veíamos muy lejano: una posible Tercera Guerra Mundial. Semanas atrás a Donald Trump se le “ocurrió” atacar posiciones del Estado Islámico en Afganistán con la denominada bomba más poderosa no nuclear. Ante esa muestra de fuerza Corea del Norte amenazó con atacar a los Estados Unidos. Su presidente Kim Jong, quien está Igual de loco que Trump “mostro músculo” con ensayos de lanzamientos de misiles y difusión de su capacidad armamentista.
Mientras esto sucede uno se pregunta: ¿Dónde carajos está la Organización de las Naciones Unidas (ONU)?, según nos enseñaron desde la primaria la ONU se creó para colaborar en pro de la paz mundial. Su propio portal señala que pueden ser “miembros de las Naciones Unidas todos los países amantes de la paz que acepten obligaciones previstas en ella y que sean capaces de cumplir determinadas obligaciones, entre otras la de preservar a las nuevas generaciones del flagelo de la guerra”.
Las Naciones Unidas –según ellos– desempeñan un papel central en temas como: reducir las tensiones internacionales, prevenir conflictos, poner fin a las hostilidades que ya se hayan presentado, entre otras cosas. Nada de lo anterior ha sucedido, seguimos en vilo. Lo anterior significa que la ONU no está funcionando para lo que fue creada.
La Organización de las Naciones Unidas está conformada de manera voluntaria por muchísimos países, entre ellos Corea del Norte y por supuesto los Estados Unidos. Hoy en día parece que solo funge como una figura decorativa porque no se respeta lo que ahí se acuerda, en pocas palabras a todos les vale un comino. Es claro y la evidencia es contundente que cada país (los más poderosos) hace lo que mejor le parezca de acuerdo a sus propios y únicos intereses. Por ejemplo, Donald Trump aplicó la clásica “más vale pedir perdón que permiso” al atacar unilateralmente a regiones afganas.
Si bien fue a respuesta a los ataques químicos contra niños y civiles en Siria no es adecuado actuar sin consenso, Rusia mostró su molestia por el ataque de Estados Unidos. Total, la tensión crece día con día.
El escenario ante posibles enfrentamientos sería devastador en estos tiempos. Hay una sensación de que este tema en cualquier momento se puede salir de control máxime que quienes dirigen a los americanos y coreanos son gente fanática e inepta. En lo personal no he escuchado con fuerza al dirigente de la ONU Antonio Guterres manifestar su rechazo o desaprobación. En la ONU todo lo quieren resolver a través de una diplomacia rancia que francamente huele a polilla.
En estos tiempos lo que se necesita es actuar rápido y con contundencia, de lo contrario el respeto a las instituciones seguirá en desprestigio de las generaciones futuras, como ahora le pasa a la ONU.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro