Política Breve y de Emergencia
De pronto se cargó la mano y los problemas de Baja California se están agudizando, demasiados fierros en la lumbre para la capacidad de respuesta que están evidenciando la ausencia de atención previa y la capacidad del equipo político del gobierno, que tal parece no sabe ver la grave crisis en la que se encuentra.
Que los maestros de la Sección 37 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación hayan decidido suspender clases y tomar las calles para manifestar su enérgica inconformidad por la falta de pago de jubilaciones y de sueldos a interinatos; que los añejísimos problemas de la tenencia de la tierra agraria estén desembocando en desalojos violentos de parte de particulares; que Baja California esté misteriosamente siendo el destino intermedio mexicano de todos los migrantes en tránsito hacia los Estados Unidos; que en los hospitales y clínicas del sector salud, a donde acuden los más necesitados por atención, se declare un desabasto de medicamentos; que los internos del Centro de Readaptación Social de El Hongo se hayan declarado en huelga de hambre en reclamo de mejores condiciones de trato humano hacia el interior del penal; que se viva en la entidad la peor crisis de seguridad desde 2007, porque el crimen organizado todo está en guerra y el saldo es la mayor masacre en las calles de la que se tenga historia; todo, todo se podría minimizar, pero está sucediendo al mismo tiempo.
Desde luego no es la intención asumir la posición fatalista que critique con facilidad o que compendie dolosamente para agredir, pero los hechos están sucediendo simultáneamente, todos son críticos, son verdaderamente delicados y fuera de lo común y parece que para nadie constituyen un contexto que tal vez debiera ser atendido como tal. Me explico.
Además de la complicadísima estrechez financiera del gobierno y la falta de procuración eficiente de fondos, la pesada carga del obsoleto aparato de gobierno, los agudos reclamos de corrupción y un equipo gobernante disfuncional, todos problemas serios y permanentes, ahora se “urgencian” los asuntos que tienen una solución que trasciende al nivel de gestión del gobierno estatal y que en todos los casos los actores de la contraparte son fundamentalmente operadores de corte nacional.
Entonces no debiera extrañar que se agudicen conflictos como la explotación inadecuada del Mar de Cortés o las necesidades de los pobladores de San Felipe; tampoco que San Quintín retome los reclamos violentos por condiciones dignas de trabajo; mucho menos el que la defensa del uso adecuado del recurso agua en el estado se torne beligerante y estratégica; que sin coordinación alguna nos enteremos de los resultados de investigaciones por malos manejos financieros de parte de funcionarios locales; qué tal una crisis de importaciones derivada de acuerdos arancelarios y prohibiciones por cuotas nacionales o que se caigan los precios de referencia del agro mexicalense o que a sus productos se le encuentre con alguna plaga.
Delante de un problema o de varios como el caso, no hay peor ciego que el que no quiere ver; la crisis de gobernabilidad en gestación tiene complejos componentes ajenos a las facultades locales, pero es también el resultado de dejar pasar las cosas por demasiado tiempo. Es imposible buscar resultados modernos, mientras la razón esencial de la función de gobierno no se logra cumplir.
Para combatir las crisis por venir el Gobierno del Estado debe actuar proactivamente y re- andar muchos caminos, los necesarios para encontrar en donde se perdieron las adecuadas relaciones con los tomadores de decisiones nacionales; debe refrescar la interlocución sobre todo en los temas tan álgidos como los recursos financieros, la seguridad, la procuración de justicia y la promoción de inversiones nacionales e internacionales. Pero sobre todo le urge visión de conjunto para responder suficientemente los requerimientos políticos de gobernar.
Que la historia lo registre.- En Reynosa, Tamaulipas, se recrudece la violencia: 29 muertos en 7 días; toda la fuerza del Estado mexicano iniciará acciones. En Tijuana van 477 muertos en 129 días, ¿por qué no se inicia nada?
Botón rojo.- ¿Cuántos cadáveres políticos militan en la filas del Partido Acción Nacional? Hay que preguntarle al presidente estatal José Luis Ovando.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com