“Fátima es un mensaje que nos recuerda lo terrible
que puede ser la libertad humana mal usada”.
Francisco Cerro Chaves, Obispo Portugués
Tenemos que repetir una y mil veces que Fátima es la preocupación de una Madre que cuida de sus hijos, sobre todo de los que están en más peligro. Las madres siempre cuidan de sus hijos más necesitados.
En Fátima, el mensaje es solo a tres pastorcitos que entienden que Dios está “triste” y que la Virgen está “triste”, porque el mundo, sus hijos, no van bien. Muchos no entienden que el Evangelio es una llamada a cambiar el corazón y para ese cambio se requiere la herramienta de la sencillez de los pobres.
Es algo tan sencillo, es como si la madre más amorosa del mundo nos recordase “los deberes” que tenemos que hacer, pues ya sabe que “papá es muy exigente” pero no es duro. En el fondo ya sabes que a nuestro padre le gustan las cosas bien hechas y ya sabes que si se preocupa y vive para vosotros como padre debemos nosotros corresponden como hijos. La solicitud amorosa de la Virgen, tiene detrás la paternidad de Dios.
En el fondo Fátima es lo mismo que dirá el Papa Pablo VI, las dudas del mundo, de la Iglesia, solo la resuelven los santos, hombres y mujeres, que seducidos por Dios han sido capaces de poner los cimientos de una sociedad y unas relaciones nuevas, basadas en el amor de Dios.
Fátima es siempre el corazón de la madre que responde con amor y misericordia a sus hijos, que no se dan cuenta que, dando la espalda al Evangelio de la Vida, en el fondo, no pueden encontrar el camino de salida porque le han dado la espalda a todo lo bueno.
Nuestro mundo está mal, las guerras y el terrorismo ocupan y llegan a tomar a veces derecho de ciudadanía porque nos hemos alejado de Dios y del Evangelio. Volver a Dios, volver a lo esencial, volver al amor de Dios es entregar nuestra vida por la Evangelización.
Evangelizar es la llamada más profunda de la Virgen de Fátima a la iglesia si queremos tiempos de paz y de justicia. La realidad de una sociedad enferma; cuando la clara voz profética de Pablo VI, es verdad que la sociedad, el estado, la libertad se puede construir sin Dios, la pena es que acaba construyéndose contra el mismo hombre.
Solo en la medida en que nuestra vida se hace entrega a cada persona viviendo con los sentimientos de Cristo, que en el fondo es Evangelizar, solo en esta medida nuestro mundo se transformará. Fátima es un grito a Evangelizar. Tenemos que evangelizar todos (sacerdotes, religiosos y laicos) y a todos, para que no quede ningún ámbito al que no llegue el Evangelio que siempre es Buena Noticia, especialmente a los que sufren.
El mensaje de Fátima es un recordatorio permanente de comunión. Somos Iglesia. Sin la Iglesia Jesucristo no sería anunciado ni amado. El Papa sigue siendo el que nos está continuamente como Pedro recordando quién es Jesús: “Tú eres el Hijo de Dios Vivo”. Todos los ataques al Papa con su sotana blanca y llena de sangre (un 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, el día de Fátima), con todos los mártires es el sufrimiento inmenso de la Iglesia y del Papa muchas veces viviendo martirialmente (como en el secreto de Fátima) para anunciar la Buena Noticia en un mundo que no soporta la sana doctrina.
Fátima vuelve a regresar al hombre la esperanza. La clave es la Misericordia. Ante un mundo destrozado y con heridas tan graves y mortales el “toque de la Misericordia de Dios nos devuelve la esperanza. Es terrible vivir sin esperanza. Es tremendamente absurdo vivir sin la Misericordia de Dios que es la garantía de que Dios sigue salvando al hombre y devolviéndole la alegría de la salvación. NO ES VERDAD QUE EN LA HUMANIDAD TODO ESTÁ PERDIDO. La Misericordia de la que habla Fátima es siempre una puerta abierta a la esperanza. Sin exageraciones. Sin hacer portavoz de calamidades. (Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora del Rosario de Fátima; Francisco Cerro Chaves, Obispo de Coria-Cáceres: Fátima, Ternura y Misericordia. Edibesa, Madrid, 2008).
Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com