El llamado “desfile” del Día del trabajo se transformó en Mexicali en una marcha de reclamos y protesta contra el sector gubernamental.
Burócratas inconformes con la elección sindical, defraudados de la caja magisterial Asoma –quemaron un monigote con la imagen del ex líder Peñuelas–, trabajadores del sector salud, y maestros que reclaman el pago de jubilaciones e interinatos, algunos de los manifestantes.
El empujón social fuerte lo aportó Mexicali Resiste, movimiento que abrió la marcha en desacato y rebeldía, de ahí que la consigna “Fuera Kiko, Fuera Peña Nieto” fue una de las más coreadas, pero no la única.
Frente al presídium donde se encontraban la Secretaria del Trabajo, Juanita Pérez Floriano –que no sabía qué cara poner– y la líder de la sección 42 del sindicato de Salud y regidora, Virginia Noriega, los manifestantes corearon los nombres de los 25 diputados locales y en cada uno la pregunta “¿en dónde está?”, que obtenía la misma y colectiva respuesta, “¡Robando!”.
Adicionaron a la proclama popular los nombres del gobernador Kiko Vega y del Presidente Peña Nieto, y para el cierre otra pregunta: “¿Y a dónde los vamos a mandar?”, obteniendo la regocijada respuesta: “¡A chingar su madre!”.
Ante de iniciar el evento se dio un desencuentro entre miembros del Mexicali Resiste –menguados en número, pero multiplicados en combatividad– con líderes de la CROM, quienes pretendían no dejar al movimiento ciudadano en primera fila, pero al final optaron por ceder, por eso fue el primer contingente, aunque no rebasaban los 700 participantes.
Resaltaban los reclamos en las mantas, contra la privatización del agua y la instalación de la cervecera Constellation Brands, contra la Ley de Asociaciones Público-Privadas, contra las Reformas Estructurales, contra las desapariciones forzadas.
Entre el gentío apareció un personaje, un Jesús en pleno viacrucis cargando una cruz con los logos del PRI, PAN, Televisa, Movimiento Ciudadano, Partido Verde, Banco Mundial y sobre su manto con muchas crucecitas la leyenda “El pueblo”.
Luego el grupo de empleados de la burocracia, encabezados por Lázaro Mosqueda –quien ganó abiertamente la elección que la ahora ex dirigente y diputada Victoria Bentley declaró nula– y todos portando camisetas rojas con la leyenda “Yo soy 5230”, en alusión al número de votos logrados por Mosqueda.
Al ambiente de reclamo se sumó la líder de la Sección 37 del SNTE María Luisa Gutiérrez Santoyo, quien emitió un aguerrido discurso donde cuestionó la ausencia en el presídium del gobernador Kiko Vega, quien “no puede dedicarnos dos horas de su tiempo para escuchar las demandas de sus trabajadores”.
A unos metros, integrantes de Mexicali Resiste encabezaron un mitin con la participación de una veintena de oradores quienes cuestionaron la pretensión gubernamental de abrir la puerta al sector privado en obras de carácter social –con las APP’s–, la instalación de la cervecera y la construcción para ésta de un acueducto con dinero público.
Al final la maestra de ceremonias, Margarita Quiroz fue contundente al asegurar que el plantón permanece, que Mexicali Resiste continúa en los campamentos.
“El Patas” también ausente
Al igual que en 2016, en Tijuana las autoridades municipales desairaron el desfile conmemorativo del Día del trabajo organizado por sindicatos, el magisterio educativo y agrupaciones transportistas, el lunes 1 de mayo.
El recorrido inició desde varios puntos de Tijuana hasta el Palacio Municipal, con la participación de trabajadores de sindicatos adscritos a entidades públicas de los tres niveles de gobierno, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud encabezado en el ámbito local por Elia Cabañas.
Cabañas lamentó que Juan Manuel Gastélum Buenrostro no estuviera presente en el balcón de Palacio Municipal para escuchar a los trabajadores, “él es el responsable de aquí de Tijuana, como autoridad municipal debe saber los problemas que hay en su ciudad, que él sea el conducto y le diga al gobernador lo que está pasando”, dijo.
Manifestó que el presidente municipal debe ser intermediario entre los trabajadores del gremio y la administración estatal de Francisco Vega, al que acusó de abandonar las instituciones de salud.
Los transportistas, por su parte, expresaron reclamos hacia el alcalde ausente, exigiéndole la definición pronta de la tarifa y la regularización a las empresas que operan en la ciudad.
Raúl Felipe Luévano Ruiz, secretario general del XXII Ayuntamiento de Tijuana, justificó la ausencia de las autoridades municipales, al no haber una invitación formal ni aviso por parte de ninguna de las organizaciones que participaron.
En 2016, último año como alcalde de la ciudad, Jorge Astiazarán Orcí también ignoró el desfile con el mismo argumento dado por la actual administración: que no los invitaron.