Trescientos elementos de las Fuerzas Federales realizaron un operativo al interior del Centro Penitenciario de Aguaruto en Culiacán, Sinaloa, donde el pasado 16 de marzo se fugaron Juan José Esparragoza Monzón, “El Azulito”; Alfonso Limón Sánchez, “El Limón”; Jesús Peña González, “El 20”; Rafael Guadalupe Félix Núñez, “El Changuito Antrax”; y Francisco Javier Zazueta Rosales, “El Pancho Chimal”, fallecido en fechas recientes durante un enfrentamiento con las autoridades.
Según la cadena Televisa, que informó del hecho, el operativo duró más de cuatro horas y se desmantelaron algunos módulos y celdas que contaban con privilegios y artículos no permitidos como 36 puntas hechizas y 34 cuchillos caseros, 29 desarmadores y cuatro navajas, 50 tijeras, tres juegos de video, 11 minicomponentes, cuatro refrigeradores, cinco sillones, 10 aires acondicionados, siete hornos de microondas, siete pantallas de plasma y dos laptops.
Cristóbal Castañeda Camarillo, subsecretario de Seguridad de Sinaloa, le dijo a la corresponsal Erika Palma que para aumentar la seguridad del penal estatal, fueron instalados inhibidores de telefonía, cámaras de video y se investiga a una red de 20 custodios.
“Ya hay más seguridad hemos mejorado. Es un penal diseñado para reos del fuero común, para reos estatales no para internos de alta peligrosidad, el penal no está albergado para este tipo de gente”, dijo Castañeda Camarillo.
Asimismo, informó que penal de Mazatlán también fue sujeto a una revisión desde el miércoles, donde también se encontraron numerosos objetos prohibidos, por lo que se aplican los mismos protocolos de seguridad, afirmó.
El pasado 20 de marzo, los diarios de circulación nacional El Universal y Reforma informaron que las cámaras de videovigilancia al interior del centro penitenciario captaron a los reos con teléfonos celulares, consumiendo marihuana y cocaína, celdas con modernas pantallas de televisión, sexoservidoras ingresando al penal y hasta una fiesta un día antes de la fuga de los cinco capos.
El festejo dentro del penal se realizó con “música, alcohol y drogas”, según lo confirmaron al Reforma un grupo de familiares de presos de los módulos 7 y 5 del reclusorio -donde se encontraban los capos fugados-, los cuales, según los internos, están “gobernados” por Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar -hijos de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”-, y también por Ismael Zambada García, “El Mayo”.
Los presuntos delincuentes salieron por la puerta principal, según reconoció ese mismo día el Gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, quien también señaló que los capos “operaban y trabajaban” desde adentro del penal de Culiacán.
Según el Reforma, aunque eran de alta peligrosidad, los cinco cinco reos fugados gozaban de privilegios, como el consumo de alcohol y drogas, disponían de horarios abiertos para visitas y podían permanecer afuera de su celda sin limitaciones.
Asimismo, José Mario Rodríguez Murillo, jefe de custodios del penal de Culiacán, está desaparecido desde que se notificó la fuga del hijo de “El Azul”, por lo que se presume su complicidad, señaló el rotativo.
Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en su recomendación general 18/2010, alertó de la situación en los centros penitenciarios del país, en particular del llamado “autogobierno”.
La cárcel de Culiacán cuenta con 2 mil 412 presos, de los cuales 500 enfrentan cargos federales, por lo que el gobierno estatal ha planteado la urgencia de trasladarlos a centros de readaptación social federal para impedir fugas o contacto con presos comunes.
El reclusorio data de 1969, y por sus celdas han desfilado viejas figuras ligadas al tráfico de las drogas, como las de Manuel Salcido Uzeta, “El Cochiloco”; Miguel Ángel Lugo Beltrán, “El Ceja Güera”, entre otros.
