Desde ayer jueves 20 y hasta el próximo 27 de abril, la duodécima Gira de Documentales Ambulante está en Baja California con un programa cuyo eje temático es la justicia. Parteaguas en el acercamiento del público hacia la no ficción, éste es su primer recorrido con Paulina Suárez como directora general
La nota de programación de Ambulante en esta jornada es puntal: “El 2017 es un año especialmente desafiante en la historia del Siglo XXI. A nivel mundial, somos testigos del resurgimiento de la extrema derecha en varios países y de una ola de populismo y corrupción en América Latina, mientras que una serie de conflictos bélicos han generado una crisis de refugiados sin precedentes”, por lo que la gira responde “planteando nuevas rutas a través del cine, sus historias y sus públicos”.
Sin embargo, mientras fluyen en ese esquema viven su propio cambio interno a partir de una nueva administración al frente de Paulina Suárez, doctora en Teoría e Historia del Cine, quien desde agosto de 2016 es directora general. En entrevista con ZETA, ésta platicó de sus objetivos, la decisión que los llevó a seguir visitando Baja California y la posibilidad de retomar algunas extensiones de la gira, entre otras cosas.
— Elena Fortes trabajó Ambulante por once años, ¿en qué condiciones recibiste al evento?
“La organización atravesó todo un proceso de institucionalización muy importante que hizo Elena para heredarlo de la manera más sólida y con un equipo súper talentoso, con un plan de sustentabilidad a largo plazo que a mí me hace sentir muy agradecida. Es una operación que ya funciona y marcha muy bien, que tiene muy buenos contactos y ha construido buenas alianzas, reconocido en distintas partes del mundo como un proyecto muy bien establecido, generoso y con gran capital humano, con muchísimo talento humano”.
— ¿Qué retos te pone ese contexto?
“Claramente existen muchos, pero no solamente para Ambulante, sino para todos los festivales e iniciativas culturales del país, entre ellos la sustentabilidad a largo plazo. El IMCINE acaba de publicar su reporte anual, y a través de él nos enteramos que solo dos festivales de cine han logrado trascender los veinte años, uno de ellos es el festival de Guanajuato y el otro el de Guadalajara. Eso nos indica que hay un reto muy grande: cómo le vamos a hacer para llegar a los veinte años, cuando tantos festivales se pierden en el camino y se extinguen por falta de visión, falta de apoyo, etcétera; entonces sí creo que ese es nuestro reto importante”.
— ¿Cuál sería la línea a seguir?
“Para mí es un año de mucha observación y mucho aprendizaje, de las cosas que observo y aprendo. Tenemos que reformular nuestra relación con lo digital, Ambulante es un festival que siempre ha apostado por lo presencial: el público en las calles, en la plaza pública, en los museos, en las universidades. El público en el espacio presente que se junta y hace comunidad, lo que resulta muy importante y es una parte central de su vocación. Pero la actividad que tenemos en redes nos revela cosas muy interesantes, aprendemos que hay gente de distintos estados, como Colima, Nayarit, Tamaulipas, que se están metiendo muchísimo en nuestra página porque también quieren tener algo del contenido de Ambulante y la experiencia del festival. Nos encantaría que se acercaran más, entonces hay que ver cómo podemos apalancar lo que sucede en ámbitos digitales para seguir potenciando comunidades y vincular estas dos partes y formas de experimentar el cine”.
— Este año la gira hace énfasis en los cambios que se están dando en el mundo, ¿afianzan más su responsabilidad social?
“Es una oportunidad de tener incidencia desde (ahí). El festival siempre ha celebrado el movimiento de alguna forma porque es parte de su esencia y también visibiliza lugares o experiencias donde la movilidad resulta muy traumática y la movilidad traumática, o traumatizada, y la movilidad impedida, o la movilidad en desventaja, queda muy en evidencia con la población migrante. No solo mexicanos intentando migrar a Estados Unidos, mexicanos viviendo en Estados Unidos porque no pueden regresar, porque no tienen papeles, así como migrantes centroamericanos que atraviesan el país y acaban encontrándose muchas veces en lugares como Tijuana. Nuestro enlace local nos ha señalado que ahora hay una población de haitianos en Tijuana, ese es otro tipo de movilidad. Hay mapas distintos que se revelan con flujos migratorios y nos dicen a dónde va el país, dónde se reúne la gente y en dónde se obstaculiza su derecho a la movilidad. Esa vocación es fundamental en Ambulante y nos impulsa a solidarizarnos con las personas que no tienen acceso a ese derecho tan básico”.
— El cine como punto de diálogo…
“Sí, el cine es más como un mediador, que tener una postura concreta. Es un mediador de todas las posturas que hay, porque hay muchas posturas, muchas perspectivas y eso es lo que nos interesa potenciar: la diversidad de posturas, de experiencias y de acercamientos hacia un tema. Más bien es qué papel tiene Ambulante y el documental en concreto como mediador de diversas posturas, cuando estás procesando una película que acabas de ver y cotejándola con tu experiencia, qué tipo de plática puedes tener después de eso, es algo muy poderoso y potente”.
— ¿Qué cambió para que Ambulante siguiera en Baja California cuando habían anunciado lo contrario para este año?
“La verdad fue una decisión muy difícil la de sacar a Baja California de la gira, y al final la reconsideramos por la solicitud del público. Fueron varios factores: la solicitud con cartas que recibimos de nuestros colaboradores y público por allá que llevan años siguiendo la gira, y por una de nuestras programadoras, Itzel Martínez, que es de Tijuana. Ella hizo una labor de cabildeo importante al interior de la organización y sentía que era un desperdicio que estábamos colaborando con ella sin que pudiéramos aprovechar todos sus conocimientos de Tijuana en concreto. Fueron esos factores y que nos apenaba mucho dejar una ciudad tan importante, pero al final, como a veces sucede mágica y milagrosamente, pudimos conseguir más apoyo de diversas organizaciones allá”.
— Al igual que Jalisco, ¿la salida de BC era por presupuesto?
“Sí, porque tuvimos un recorte importante y porque no podemos ir a todos lados si no tenemos fondos locales para llevar el festival, entonces sí, principalmente había sido un tema de recorte. Ahora el apoyo viene de distintos lados, desde el Cine Tonalá, hasta organizaciones que nos están ayudando, el IMAC, CECUT; es muy bonito porque ves el interés que sigue habiendo en la gira y el cariño con que se ha trabajado a lo largo de los años para que al final dijeran ‘nosotros lo queremos hacer, unámonos’, fue muy lindo y una gran sorpresa”.
— ¿Tendría que pasar lo mismo para tener otra edición de Ambulante Border y Ambulante California? o ya están en tus planes.
“Sería muy importante revivirlos y estamos repensando lo de Ambulante California, ver qué podemos hacer por ahí para no desaprovechar los vínculos que ya se construyeron ahí y las promesas que se hicieron también. Ambulante es un proyecto muy grande que requiere mucha energía humana, no solo recursos monetarios. A veces nos limitan esas cosas, pero creo que sería muy bueno retomarlo y repetirlo, aquí más bien sería quién lo quiere hacer con nosotros e invitarlos a ver si alguien quiere colaborar en ese proyecto, nosotros felices”.
Con un enfoque en términos de programación que toma de base la justicia, la gira de Ambulante permanecerá en Baja California hasta el 27 de abril con proyecciones, invitados especiales, talleres y encuentros en sedes como Casa de la Cultura Playas, Sala Carlos Monsiváis, Cine Tonalá, Cinépolis Plaza Río y El Trompo Museo Interactivo. Para información detallada de horarios y actividades, visitar http://www.ambulante.org/