El Carnaval de Ensenada 2017 será recordado como uno de los más tristes de los que se tenga memoria en la ciudad, dado a lo pobre del programa artístico y lo deslucido de los desfiles y comparsas, además que no ayudaron en nada las intensas lluvias y el frío que azotaron a la región durante prácticamente todos los días del festejo.
Del 23 al 28 de febrero se desarrolló el evento, este año con el lema “Orígenes e Identidad”, teniendo como sede el final del Bulevar Costero en la zona de Playa Hermosa, misma vialidad por la que en esta ocasión se realizaron los tres desfiles, dejando fuera la calle Ruiz, en la Zona Centro, por donde habían transitado los carros alegóricos desde hace 99 años que se instauró el carnaval.
Por primera vez también, el Ayuntamiento de Ensenada se deslindó de la organización y concesionó la festividad a un grupo de empresarios locales, quienes habían prometido un magno evento, corregido y aumentado, más atractivo, con un elenco artístico de primer nivel, pero al final no cumplieron, para decepción del público. Fue poca la asistencia.
Menospreciado principalmente por los ensenadenses nativos, quienes han visto cómo ha ido desmereciendo el tradicional festejo año con año, hasta convertirse en una fiesta “buchona” y una gran cantina, los días del Carnaval transcurrieron casi en la desolación.
La mayor afluencia de gente fue el sábado 25 de febrero, atraídos por el grupo tropical Sonora Dinamita, aunque se trataba de una de las tantas réplicas existentes del conjunto originalmente colombiano. Otro grupo que atrajo la atención fue Enigma Norteño, aunque suscitó sentimientos encontrados, pues su incitación a la violencia y el vulgar lenguaje de su vocalista provocó que varias familias se retiraran incómodos del lugar.
Con el resto del elenco las quejas fueron constantes: “Ni en su casa los conocen”, o “Esos son grupos locales que tocan todos los días en Ensenada”. Entre los “fuertes” pisaron el escenario los grupos sinaloenses Roberto Jr. y su Bandeño, José Ferra y su Aferración Norteña, los regios Eliseo Robles y los Bárbaros del Norte, así como la DJ Mere Carvalho, de Brasil.
La lista de locales fue vasta: los grupos Militante y Vino Tinto todos los días, y alternados, Rábano Blues, Hard & Heavy, Marujah, Tazabrozo, Sonoroz, Tokadiscos, Tacón Machine, Calisound, Juan Guevara, Fractal y Deer Deer.
Los desfiles de comparsas y carros alegóricos, principal atractivo para cientos de familias que no tienen los recursos para asistir al Carnaval y abarrotar las calles como en día de “picnic”, este año fueron desabridos como nunca, cuando mucho una decena de carros adornados, en una pasarela que no duro más de 30 minutos. “Es que no hay dinero, sale muy caro hacer los arreglos”, confesó un organizador.
Otros visitantes al Carnaval lamentaron que en un espacio de 750 metros cuadrados hubiera hasta 45 stands de cerveza, 300 policías y puestos de comida donde una quesadilla “con puro queso”, costaba hasta 170 pesos. “Parecía pueblo fantasma aquello”, lamentaron.
