Tal vez crean que los estadounidenses son idiotas en lo político. Pero yo aseguro que no serán tan estúpidos para dejarse convencer por ese payaso. Desde que Trump comenzó a despotricar en contra de mexicanos que trabajan y estudian y combatieron en la segunda guerra mundial, en Corea, en Vietnam, en el Golfo Pérsico, llenó el vaso y la gota que derramó el vaso se vertió con el triunfo electoral.
Lo que ha quedado claro no es el triunfo electoral. Fue más bien la ciudadanía que simpatiza con las arbitrarias poses y frases amenazadoras lanzadas con desprecio hacia una comunidad que trabaja y estudia y que ha contribuido a la grandeza de los EU. No fue la razón el raciocinio de ciudadanos a favor sino la suma lo que más me impresionó, porque me hizo advertir que algo en verdad terrible había logrado llegar a EU para quedarse.
Trump hizo, o hará añicos, los ideales y luchas de Washington, Jefferson, Franklin, Adams, Lincoln, Roosevelt, Eisenhower, Kennedy, Nixon, Carter, Obama.
Una tercera parte de estadounidenses está a favor de Trump. Otra tercera parte está en contra y otra tercera parte se ha mantenido al margen. Observando con atención todo lo que el nuevo régimen ejerce a partir del 20 de enero.
2016 fue una época de exagerados encabezados periodísticos y en noticiarios que mostraban a las audiencias vitorear, bramando, ante cualquier payasada amenazadora del fanfarrón candidato. Presenciamos la propaganda del “evangelio hitleriano” de hace 80 años en Alemania y con ellos estaba Austria celebrando.
Parece que al fin y al cabo, ¿alguien emancipará a los blancos? ¿Trump y medio mundo cederán a los requerimientos del experimentado político ruso Putin?
Rubén R. Hernández Soto
Ensenada, B. C.
