Este miércoles de ceniza venimos a la iglesia para comenzar la preparación a la gran fiesta de la Resurrección de Jesús, la Pascua, que celebramos dentro de 40 días. La Liturgia de la Ceniza nos invita a mirar dentro de nosotros mismos. A Dios le interesa nuestra paz interior, nuestra libertad y nuestra tranquilidad. Y así todo es posible. Por eso, su invitación es a serenar nuestro corazón, a concentrar nuestra atención en lo esencial. Tenemos la certeza de que Dios es clemente y comprensivo. Contamos con su amor y con su perdón. Podemos renovar nuestro corazón y cambiar nuestras actitudes.
El Señor quiere acompañarnos. Hay que abrirnos a una nueva relación con Dios: una oración profunda, cargada de fe y de esperanza.
Abrirnos a una nueva relación con los demás: una solidaridad sin engaños. Y sobre todo a una apertura incondicional a nosotros mismos. Conocernos mejor, aceptar verdad de nuestra vida, ayunar de todo aquello que nos ahoga en nuestra soledad, y así acercarnos a la verdad de Dios y de los hermanos.
Hermanos y hermanas, sumémonos a este esfuerzo de cambio interior. Ahora es el tiempo oportuno. Aprovechemos la gracia de Dios.
Monseñor Salvador Cisneros Gudiño