Un doctor llega a un pueblito y va a la estación de servicio a cargar combustible.
La estación estaba vacía. Toca la bocina y aparece un muchachito, quien le informa:
“Señor, no lo va a atender nadie, se murió la hija del patrón y están todos en el velorio.
El doctor piensa, “Qué rayos, ¿y ahora qué hago?”. Decide ir al velorio. Se acerca al cajón y ve algo raro. Se presenta con el padre de la difunta:
— Oiga, yo soy médico y esta mujer no está muerta, está en estado catatónico. ¿Tiene novio la muchacha?
“Sí”.
— Bueno, que lleven el cuerpo a una habitación y el novio haga lo suyo.
“¿En serio, doctor?”.
— Sí, llévenla a la habitación y que el novio le cumpla.
El novio se lleva a la semi-muerta, pasa una noche con ella y la joven resucita. Vuelve en sí muy animada. Todos festejan, le llenan el tanque de gasolina al auto del doctor y éste sigue su viaje.
Después de varios días, el médico decide regresar al pueblo a ver cómo está la chica, a saludar a la simpática gente y cargar gasolina. Va a la estación de servicio y toca la bocina. Entonces aparece el mismo muchachito:
“Doctor, menos mal que volvió, hace una semana se murió don Gabriel, ya ‘lo fue a ver’ medio pueblo y ¡todavía no lo pueden resucitar!”.
Autor: Un doctor.
Cuestión de fe
En la oficina, después del miércoles de ceniza:
— ¿Preguntó por mí, jefe?
“Sí, Mario. Pásale, quiero hacerte una pregunta”.
— Claro, lo escucho.
“¿Cuál es su religión?”.
— A mí no me hable de religión, yo soy ateo.
“Ah, perfecto. Entonces no se te darán vacaciones de Semana Santa”.
— ¡SEÑOOOR, ME HAS MIRADO A LOS OOOJOOOS, SONRIEEENDOOO…!”.
Autor: Un vago.
No entendió la pregunta
— ¿Qué puedo hacer con mis pecados, señor cura?
“Ora”.
— Las tres y cuarto, pero ¿qué puedo hacer con mis pecados?
Autor: Un atarantado.
Accidente
Un curita va de paseo de fin de semana y, cuando regresa el lunes, encuentra la iglesia toda incendiada. Agarra una pala y recoge escombros, en eso pasa una señora, quien le pregunta:
— ¿Qué hubo padre, se le quemó la iglesia?
“¡Nooo, qué va! Ando preparando la mezcla para el miércoles de ceniza…”.
Autor: Un necio.
Confusión
Un anciano muere y va al cielo. Allí es recibido por San Pedro.
— ¿Me puede decir cómo se llama?
“Pues… es que no me acuerdo”.
— A ver, le pondré algunos nombres y me dice si le suenan: ¿Carlos? ¿Luis? ¿Juan? ¿Antonio?
“No, creo que no, ninguno me suena, aunque podría ser uno de esos”.
Desesperado, San Pedro va a ver a Jesús, a quien expone el caso del anciano.
Entonces Jesús acude a hablar con él.
— Te haré unas preguntas, intente recordar, ¿de acuerdo? -el anciano asiente-. ¿En qué trabajabas?
“Creo que era carpintero”.
— ¿Estabas casado?
“Creo que sí, era una mujer muy buena, casi una santa, creo recordar…”.
— ¿Tenías hijos?
“Sí, uno, pero era muy independiente”.
Entonces Jesús llora de alegría, corre a abrazar al anciano y exclama:
— Papá, ¡soy yo, tu hijo!
El anciano llora también y emocionado dice:
“¡Pinocho!”.
Autor: Un tal Gepetto.
En la escuela
— Profe, ¿qué es bullying?
“A ver, chicos, ¿todos oyeron la pregunta tonta que hizo el regordete de Mendiola?”.
Autor: Anónimo del SEE.
¡Socorro, auxilio…!
Lena Draper es una niña de 10 años que no puede con la tarea de matemáticas, sobre todo le dan trabajo las dichosas ecuaciones. Tanta fue su desesperación que la chiquilla tuvo la ocurrencia de ¡EN ZERIO! enviar un mensaje a la Policía en Facebook para saber si ahí podrían ayudarle.
Un oficial respondió al llamado de “emergencia” de la frustrada estudiante de primaria y, aunque logró hacer que resolviera una operación, la niña falló garrafalmente en otro ejercicio donde invirtió los pasos de una suma y una multiplicación.
De todos modos, al enterarse de lo sucedido la madre le dio las gracias al agente por su cooperación.
Por supuesto, estos hechos no ocurrieron en Tijuana, sino en un poblado llamado Marion, Ohio. Está como que difícil encontrar un buen tutor de álgebra en la Municipal, ¿o no?