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martes, octubre 1, 2024
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La mafia y el Vaticano

El primer Papa en utilizar la palabra mafia en una homilía, fue Juan Pablo II en su visita a Palermo, Sicilia, en 1993, sede de la Cosa Nostra.

La respuesta mafiosa de la Ngardenha, fue entre otras asesinar al sacerdote Pino Puglisi, beatificado recientemente por el Papa Francisco.

La Iglesia debe reconocer con Juan Pablo II y el Papa Francisco, que los mafiosos que se acercan a la Iglesia más que benefactores son enemigos mortales.

Manipulan peregrinaciones y eventos eclesiásticos masivos para medir su influencia mafiosa en los mismos barrios que controlan con la droga. Por ejemplo, en las festividades italianas de Santa Agueda.

Aquí en México, no sabemos cuánto se logró de aquellos consejos y enseñanzas de la cultura de la legalidad y la democracia, desde la experiencia del tres veces alcalde de Palermo, Leo Luca Orlando, y el Instituto para el Renacimiento de Sicilia. Experiencia compartida en los países latinoamericanos y en el mundo, con problemas por el crimen organizado.

Pocos días antes de ser sacrificado en México, el Cardenal de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, expresó que el narcotráfico es un crimen contra el prójimo; palabras también pronunciadas por Juan Pablo II en Sicilia, ese 1993, fecha del crimen del Cardenal Posadas.

Los mafiosos asesinos y criminales son lobos con piel de oveja, y no son solo criminales narcotraficantes que desean bautizar, confirmar, recibir un sacramento, sino que son muchas veces donadores o benefactores que llevan una doble vida, son sicarios del mal. Mafiosos lavadores de dinero, que tratan de apagar la luz de la conciencia que les reclama sus homicidios, sus robos, sus abusos, y su mentira de vivir mal y tener Fe en algo en que no creen con las obras.

En Sicilia, gracias a personajes como Leo Luca Orlando y el Cardenal Papalardo, impulsados por el testimonio de Juan Pablo II, y el mártir sacerdote Pino Puglisi, beatificado por el Papa Francisco, las cosas han cambiado en el Sur de Italia, no sin derramamiento de sangre inocente, como la de muchos niños, mujeres, sacerdotes, creyentes; médicos, periodistas, profesionistas, obreros, hartos del crimen organizado.

En estos días, en Tijuana, Isaí Lara Bermúdez ha sido amenazado de muerte por denunciar los abusos del director de seguridad pública del municipio de Tecate, el Sr. Castro Trenti. Policía mafioso que es inolvidable porque trabajaba para periciales de la PGJE en Baja California, durante el crimen del sacerdote Luis Velázquez, crimen que seguramente encubrió; y extrañamente fue llamado por Jorge Hank para dirigir su policía municipal después del crimen del amado padre Luis Velázquez.

De director de seguridad de Tijuana pasó a Rosarito y en este trienio está en el mismo puesto en Tecate. Sus gentes como ha consignado el Semanario ZETA han enviado una amenaza al reportero Lara; los mafiosos se creen hombres religiosos, pero eso no es verdad, pues como decía Juan Pablo II y el Papa Francisco, y el obispo de Tijuana, Juan Jesús Posadas, no matarás es un mandamiento vigente.

No hay que olvidar que Castro Trenti como una especie de “catarsis” o lavarse las manos, escribió un libro titulado “La Mano de Dios” en donde “casi llora la muerte del padre Luis Velázquez”, entonces párroco de San Miguel Arcángel y confesor de don Jesús Blancornelas.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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