Es la versión que Disney en cine y en teatro musical, con un elenco estupendo que prácticamente comienza y termina con la voz de la diva de Broadway, Audra McDonald.
De ahí lo que tenemos es a Ian McKellen, Kevin Kline, Emma Thompson y Ewan McGregor con participaciones breves, pero igual de memorables en esta cinta donde vemos a Emma Watson sostener muy bien el rol estelar desde el punto de vista actoral mientras exhibe su destreza con el canto.
En sí no hay que esperar grandes sorpresas con respecto a la cinta de animación, siguiendo esta tendencia de la empresa cinematográfica de rehacer sus clásicos interpretados por estrellas de carne y hueso, como ya vimos con “Alicia en el país de las maravillas”, “Maléfica”, “El libro de la selva”, “Los 101 dálmatas” y demás.
De verdad ésta es una película igual de encantadora, con un lujo de detalle en cuanto a la dirección artística, el vestuario, el maquillaje, la cinematografía y todo el trabajo de digitalización que fue necesario para que Dan Stevens pudiera ser “La Bestia”, Ewan McGregor llevara a “Lumiere” a la vida, el maestro McKellen encarnara a “Cogsworth” y Emma Thompson pudiera rendir una memorable interpretación como “Mrs. Potts”.
Luke Evans es, además, la cereza en el pastel como el villano narcisista “Gastón”. Su trabajo es convincente, cómico, odioso, a veces repulsivo, sarcástico y malévolo. Es decir, tiene un poco de todo, además de las exigencias musicales de esta pieza impecablemente dirigida por Bill Condon, un director reconocido por su preciso manejo de los detalles.
Tal vez hay momentos en que la narración pierde el ritmo y se vuelve tediosa, pero un final espectacular hace que la cinta reviva con ese enfrentamiento entre Gastón y La Bestia en un tenebroso castillo.
El chiste, después de todo, no es saber que el hechizo se romperá y todos serán felices, lo importante es ver cómo Condon y el reparto resuelven ese desenlace tan conocido de una manera que nos hace desear verlo otra vez. Y eso es justo lo que logran. *** y media.
Punto final.- A ver si Disney se avienta “Los aristogatos” como un filme de “acción real”.