“Me parece lamentable que la literatura para niños no tenga una valoración cultural tan grande como podría tenerlo la novela o la poesía”, refirió a ZETA el autor. Este año El Colegio Nacional editará el título “El periodismo cultural de José Emilio Pacheco”, el FCE reeditará “El té de tornillo del profesor Zíper” y Anagrama publicará su libro de ensayos “La utilidad del deseo”
En su paso por la frontera norte de México, Juan Villoro regresó a Baja California para dialogar con sus lectores, sobre todo niños y jóvenes.
Primero, el jueves 23 de febrero de 2017 en el Centro Cultural Tijuana (CECUT), el autor compartió la conferencia magistral “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez; al siguiente día participó en un congreso sobre literatura en la Universidad de California en Riverside y, finalmente, el lunes 27 se reunió con aproximadamente 160 niños y jóvenes tanto de primaria como de secundaria que previamente habían leído “El libro salvaje” (FCE, 2008).
Fue en la popular colonia El Robledo, ubicada en la periferia de Mexicali, en la Escuela Primaria “Justina Velasco”, adonde Villoro llegó para charlar con sus pequeños lectores, gracias a la invitación que le hiciera en 2016 el maestro Domingo Sánchez de la capital bajacaliforniana:
“El profesor Domingo Sánchez me vino a ver aquí al CECUT en 2016 cuando presentamos el espectáculo ‘Mientras nos dure el veinte’, traía un auténtico costal con cartas de sus alumnos, lo cual me pareció extraordinario, me explicó que él es agricultor de profesión, hijo de un padre que fue analfabeta y tres de sus hermanos y él mismo se han dedicado a la educación; él trabaja voluntariamente leyendo en muchas escuelas, además del trabajo que él hace como maestro, entonces es un gran promotor de la lectura que ha tomado por su cuenta esta tarea y, cuando vino a Tijuana con todas estas cartas, me pareció que yo debía en algún momento ir a Mexicali; le dije ‘¿por qué no armamos alguna actividad cuando yo regrese a Tijuana?’, y así lo hicimos. Ahora que vine a dar la conferencia sobre ‘Crónica de una muerte anunciada’ ya había quedado de visitar a sus alumnos”, refirió en entrevista con ZETA Juan Villoro tras charlar con sus lectores.
Cabe destacar que el profesor Domingo Sánchez ha promovido la lectura leyendo “El libro salvaje” a niños de primaria en los últimos años en diversas escuelas públicas de Mexicali:
“El profesor Domingo Sánchez juntó a sus ex alumnos de muchos años, más los alumnos que tiene actualmente, y fue una reunión muy conmovedora donde me hicieron muchas preguntas, me dieron más cartas todavía y discutimos la novela, hablamos de literatura, de la lectura, me contaron qué quieren hacer en el futuro… en fin, fue una experiencia única”, valoró Villoro.
— ¿Qué es lo que más te sorprendió de los niños que leyeron “El libro salvaje” con los cuales conviviste y respondiste a sus preguntas?, inquirió ZETA.
“Una de las cosas más refrescantes que hay con los lectores infantiles, es que no leen por esnobismo, no leen por pose, no leen para quedar bien con nadie, no pretenden ser grandes críticos, sino que lo que ellos hacen es plantear una curiosidad genuina que acaba siendo generalmente más profunda que la de los críticos”.
Un libro muy salvaje
El responsable de todo es el tío Tito, pariente de Juanito en “El libro salvaje” (FCE, 2008, ilustrado por Gabriel Martínez Meave).
El título ha sido todo un fenómeno literario y comercial, incluso de todos sus libros es el que más ha desembocado en las manos de algún lector:
“El más vendido de todos es ‘El libro salvaje’, que además ha vendido más que todos los demás juntos, lo que pasa es que ha habido ediciones de la SEP y de todo, entonces ya está por el millón y medio de ejemplares, con lo que no pueden competir los demás libros”.
A propósito del protagonista de “El libro salvaje”, Juanito, de 13 años, que descubre la magia de la lectura en unas vacaciones de verano en la casa de su tío Tito, quien tenía una enorme biblioteca, el narrador reveló el origen de la novela:
“‘El libro salvaje’ tiene que ver en el plano autobiográfico con el divorcio de mis padres; el libro comienza con un momento de soledad, tal como muchos libros infantiles que parten de esta situación solitaria del protagonista, que puede ser un huérfano o que puede ir a dar a una isla desierta, o estar entre adultos sin compañía infantil.
“Muchas de las situaciones de los libros para niños tienen que ver con este momento de soledad, así es el caso de ‘Harry Potter’, de ‘La isla del tesoro’, de Robinson Crusoe, de distintas obras donde el héroe queda aislado, y una de las causas de la soledad más frecuente en la vida contemporánea es la separación de los padres, ese momento en que el niño siente que se va a quedar sin una parte de su familia porque el padre se fue de la casa o porque se pelearon los padres y lo mandaron con unos parientes.
“Entonces, eso es una situación crítica que yo quería abordar y que tiene que ver con lo que yo padecí de niño a los 9 años, y que naturalmente lo pude superar, pero pues fue un momento difícil el divorcio de mis padres. Está el nombre de mi hermana Carmen y el mío propio, porque era una manera fetichista o supersticiosa de regresar a mi propia infancia, o sea, si le ponía mi nombre al personaje y el nombre de mi hermana, podía sentirme en un entorno familiar”.
Tomando en cuenta las reflexiones sobre los libros y la lectura incluidos en “El libro salvaje” como “Los libros son como espejos”, “Es el libro el que escoge a su lector” y “Los libros son más importantes que los autores”, Villoro advirtió:
“El libro tiene que ver más bien con los usos del lector y, si nos queremos poner un poquito pretensiosos, con ciertas ideas de la llamada ‘Teoría de la recepción’, que es cómo se leen los libros, es toda una teoría académica, pero yo quería adaptar muchas de esas ideas a la mente infantil porque la lectura opera de manera equivalente en todas las edades.
“Entonces hay muchas ideas de la ‘Teoría de la recepción’, de cómo el lector completa el texto, le da vida al texto, elementos de intertextualidad, pero aplicados de manera juguetona a la mente infantil; yo quería que la verdadera aventura del libro fuera cómo leemos los libros, toda mi vida me la he pasado leyendo y, por lo tanto, quería rendir tributo a esta actividad y asociarla con los primeros lectores.
“Me pareció que también era un proyecto no exactamente de final de vida, no me quiero poner tan serio al respecto, pero después de haber leído durante mucho tiempo quería compartir el misterio y la magia de la lectura con los que empiezan a leer”.
— ¿Hay también una intención de compartir o recomendar tus lecturas o autores que aparecen en “El libro salvaje”? Como Herman Melville, Robinson Crusoe, Lewis Caroll, Julio Cortázar…
“Yo creo que la lectura siempre ocurre en densidad y lo mejor de un libro es que te lleva a otro libro; o sea, para llegar a un libro necesitas otros; en la trama de ‘El libro salvaje’ para poder atrapar a este libro fugitivo que se está atrapando en la biblioteca del tío Tito es necesario previamente tener otros libros que te van aproximando a él, entonces yo invento algunos libros, como los libros de ‘Un hallazgo en el río en forma de corazón’; hay otros libros que son reales y entonces le rendí un tributo a Julio Cortázar, Herman Melville, Jorge Luis Borges, a distintos autores. Yo creo que lo mejor de un libro es que tiene otro al lado, o sea, los libros se leen en soledad, pero buscan de inmediato la complicidad de los demás”.
Cuando se le preguntó si habrá una segunda parte de “El libro salvaje”, Villoro confesó:
“Ésa es una de las preguntas que me hacían los niños, que si habrá otra historia, que si habrá una segunda parte; pues eso lo he dejado pasar y no sé si con el tiempo se me ocurre esa segunda parte”.
“La literatura no se puede imponer, se tiene que contagiar”
Cronista, novelista, ensayista, dramaturgo, traductor, periodista y profesor universitario, Juan Villoro se ha preocupado por entregar obras para los más pequeños, desde “La cuchara sabrosa del profesor Zíper” (FCE, 2015), “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica” (Alfaguara, 1992; FCE, 2016), “El té de tornillo del profesor Zíper” (Alfaguara, 2010), “El libro salvaje” (FCE, 2008), entre otros.
Así llega el momento de preguntarle a Villoro si se plantea algún tipo de desafío al momento de escribir para niños:
“Escribir para niños tiene el gran desafío de satisfacer una inteligencia que es peculiar por varias razones: en primer lugar, la mente infantil es mucho más proclive a aceptar estímulos muy variados, acepta lo sobrenatural, una imaginación desaforada, ruptura de códigos establecidos, pero a condición de que todo esto sea lógico, o sea, los niños son muy lógicos en su estructura, en su mente; yo creo que no hay nada más serio que el juego, y nada más serio que un niño jugando, en el sentido de que los niños una vez que aceptan reglas, saben que son inquebrantables.
“La combinación de una gran libertad imaginativa con una lógica muy severa que la respalde es algo muy riguroso y es muy difícil de satisfacer; no es casual que uno de los mayores autores de libros infantiles, Lewis Carroll, haya sido matemático, ‘Alicia en el país de las maravillas’ es un tratado de lógica; entonces creo que eso explica la alta dificultad de escribir para niños, pero también el gran estímulo para hacerlo.
“Preservar esta infancia, regresar a ella voluntariamente a través de la literatura y tratar de cumplir con estas condiciones que son especiales del lector infantil, pues yo creo que es uno de los más grandes desafíos literarios que existen; no siempre se percibe de este modo, porque a mí me parece lamentable que la literatura para niños no tenga una valoración cultural tan grande como podría tenerlo la novela o la poesía.
“Hace 30 años prácticamente no había literatura para niños en México, realmente podemos considerarnos pioneros de un género importante que ha tenido que ver con editores como Daniel Goldin, que empezó colecciones en el Fondo de Cultura Económica, pero sobre todo con los escritores que han surgido: Francisco Hinojosa, sin lugar a duda los hermanos Malpica, Mónica Brozon, Antonio Ortuño, Vivian Mansour, realmente hay muy buenos escritores para niños y también muy buenos ilustradores”.
— ¿Cuál es el principal reto que tenemos como país respecto al acercamiento de los libros a los más pequeños?
“En México el desafío es que los libros lleguen a la gente; un libro que está cerrado no es una obra de arte, es una posibilidad de obra de arte, el libro solamente vive o solo existe cuando tiene un lector enfrente; y uno de los grandes desafíos de este país es poder acercar la literatura a la mayoría de la población, el hábito de la lectura no está suficientemente fomentado y es un trabajo muy complejo, de pioneros que hay que ir haciendo entre todos.
“Tenemos un país de 110 millones de habitantes donde la mayoría de la población no tiene acceso a los libros; entonces, el tema es la circulación; muchísimos niños todavía no tienen la posibilidad de acceder a la lectura, en gran medida por los malos maestros que hay en México, es muy difícil que un maestro enseñe algo que no le guste, muchísimos maestros no leen y la literatura no se puede imponer, se tiene que contagiar”.
Juan Villoro y García Márquez
En su regreso a Tijuana, el jueves 23 de febrero de 2017 en CECUT, Juan Villoro también compartió la conferencia magistral “Crónica de una muerte anunciada” del Premio Nobel de Literatura 1982.
Fue una velada para escuchar disertar a Villoro sobre la reconstrucción de los hechos de “Crónica de una muerte anunciada”, ocasión en que lapidó a propósito de los culpables y las verdades ocultos en la obra:
“Realmente lo que parece indicarnos García Márquez, es que el culpable es la sociedad en su conjunto; es decir, es una sociedad de vida doble, de moral doble, de ocultamientos, en donde no se pueden decir las cosas, donde la verdad no puede circular, donde la verdad si circula daña; entonces ésa sería la explicación de la novela”.
En su momento, ZETA también inquirió a Villoro:
— Gabriel García Márquez consideraba que su obra maestra era “El otoño del patriarca”; en “El olor de la guayaba” decía a Plinio Apuleyo Mendoza: “Literariamente hablando, el trabajo más importante, el que puede salvarme del olvido, es ‘El otoño del patriarca’”. ¿Por qué para Juan Villoro “Crónica de una muerte anunciada” es la obra a analizar?
“No hay que hacerle mucho caso a los escritores de cómo se definen a sí mismos, ¿no? porque muchas veces escogen el libro que les costó más trabajo hacer, o algún libro que no ha tenido tanto éxito, pero entonces ellos lo destacan de esta manera y recordemos, por ejemplo, que Cervantes decía que lo mejor que había escrito eran ‘Los trabajos de Persiles y Sigismunda’, que no es ‘El Quijote’, que para nosotros claramente es su obra fundamental. Entonces, los escritores se equivocan juzgándose a sí mismos.
“En lo que a mí toca, yo creo que García Márquez escribió muchas obras maestras: ‘El coronel no tiene quien le escriba’ me parece un libro espléndido desde el punto de vista del reportaje; ‘Relato de un náufrago’ me parece extraordinario; los cuentos de García Márquez de ‘La hojarasca’ son magníficos; y me gusta muchísimo ‘Crónica de una muerte anunciada’, yo creo que es su gran obra de madurez porque vincula sus dos grandes talentos, que es el escritor testimonial, es decir el periodista, y el escritor de ficción, y trata de establecer límites entre ambos y al mismo tiempo de mezclar esos límites; entonces, una gran aventura para cualquiera que escriba crónica y al mismo tiempo ficción, tratar de deslindar dónde comienza un género, dónde termina otro en esta obra inagotable.
“Entonces, para mí y quizá ahí yo estoy también aportando el tipo de lector que soy yo, porque como escribo crónica y escribo ficción, esto me parece particularmente significativo, pero creo que es uno de sus mejores libros; y por supuesto, bueno, ‘Cien años de soledad’ es de esas ‘Mil y una noches’ que cambió no solamente la literatura, sino la percepción que teníamos de ella, porque fue un libro de enorme calidad que acercó la literatura a millones de lectores”.
Noticias de los libros que vienen
El escritor mexicano también adelantó a ZETA sobre algunas novedades editoriales que aparecerán este año.
El Colegio Nacional editará el título “El periodismo cultural de José Emilio Pacheco”, el FCE reeditará “El té de tornillo del profesor Zíper” y Anagrama publicará su libro de ensayos “La utilidad del deseo”.
En cuanto a “El periodismo cultural de José Emilio Pacheco”, expresó que “es un texto muy pequeño, un cuaderno, un opúsculo; es un ensayo sobre la relación de José Emilio Pacheco con el periodismo a través de su columna ‘Inventario’, que fue una columna que él sostuvo durante más de 40 años”.
Y después de “La cuchara sabrosa del profesor Zíper” (FCE, 2015) y “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica” (Alfaguara, 1992; FCE, 2016), la saga se complementa con la reedición de “El té de tornillo del profesor Zíper” (Alfaguara, 2010) que reeditará el FCE, los tres ahora con ilustraciones de Rafael Barajas “El Fisgón”: “‘El té de tornillo del profesor Zíper’ está en prensa, este año sale; y ojalá les pueda yo dar otro, pero no sé si lo escribiré pronto o no”.
Finalmente, sobre el título de ensayo “La utilidad del deseo”, Villoro adelantó:
“‘La utilidad del deseo’ es un libro de ensayos literarios; el ensayo que le da título está dedicado a Francisco Hinojosa, trata de la literatura infantil, pero hay otros ensayos, uno sobre Daniel Defoe, hay varios sobre literatura rusa que me interesa mucho; Peter Handke, el escritor austriaco; Karl Kraus, el gran crítico austriaco. Hay ensayos de autores más recientes como Carlos Monsiváis, Jorge Ibargüengoitia, Juan Carlos Onetti, es un libro misceláneo; muchos de estos ensayos se han publicado en revistas, otros son inéditos, otros han sido prólogos para libros, varios los he reescrito o recompuesto para este libro”.