Lujos, excesos y fiestas, es lo que se vive al interior del penal de Culiacán, donde el pasado jueves se fugaron Juan José Esparragoza Monzón, “El Azulito”; Alfonso Limón Sánchez, “El Limón”; Jesús Peña González, “El 20”; Rafael Guadalupe Félix Núñez, “El Changuito Antrax”; y Francisco Javier Zazueta Rosales, “El Pancho Chimal”.
Los diarios de circulación nacional El Universal y Reforma informaron que las cámaras de video vigilancia al interior del centro penitenciario de Aguaruto captaron a los reos con teléfonos celulares, consumiendo marihuana y cocaína, celdas con modernas pantallas de televisión, sexoservidoras ingresando al penal y hasta una fiesta un día antes de la fuga de los cinco capos.
El festejo dentro del penal se realizó con “música, alcohol y drogas”, según lo confirmaron al Reforma un grupo de familiares de presos de los módulos 7 y 5 del reclusorio -donde se encontraban los capos fugados-, los cuales, según los internos, están “gobernados” por Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar -hijos de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”-, y también por Ismael Zambada García, “El Mayo”.
Previo a la fiesta, indicó el rotativo, el martes, según el relato, se cambió a algunos presos de módulos en el penal, porque se estaban agrupando los afines a Iván Archivaldo Guzmán e Ismael Zambada. Ya en el festejo, los reos comenzaron a gritar amenazas dirigidas a personas dentro y fuera del penal, señaló el medio.
Incluso, se habría suscitado un conato de violencia, que fue detenido por los custodios que estaban a cargo, indicó el diario, el cual señala que según fuentes de Seguridad Pública, entre los internos circuló el rumor de que se buscaba crear un enfrentamiento al interior del penal, y que por ello debía evitarse cualquier situación que los pusiera en peligro.
Los presuntos delincuentes salieron por la puerta principal, según reconoció el Gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, quien también señaló que los capos “operaban y trabajaban” desde adentro del penal de Culiacán.
Aunque el mandatario estatal acusó que hubo complicidad de autoridades, hasta el momento no se ha brindado detalle de qué sucedió previo a la fuga, bajo el argumento de que es información reservada en la carpeta de investigación de la Procuraduría General de la República (PGR).
Según el Reforma, aunque eran de alta peligrosidad, los cinco cinco reos fugados gozaban de privilegios, como el consumo de alcohol y drogas, disponían de horarios abiertos para visitas y podían permanecer afuera de su celda sin limitaciones.
Por su parte, El Universal recordó que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en su recomendación general 18/2010, alertó de la situación en los centros penitenciarios del país, en particular del llamado “autogobierno”.
La cárcel de Culiacán cuenta con 2 mil 412 presos, de los cuales 500 enfrentan cargos federales, por lo que el gobierno estatal ha planteado la urgencia de trasladarlos a centros de readaptación social federal para impedir fugas o contacto con presos comunes.
Hoy, José Mario Rodríguez Murillo, jefe de custodios del penal de Culiacán, está desaparecido desde que se notificó la fuga del hijo de “El Azul”, por lo que se presume su complicidad, señaló el rotativo.
El reclusorio de Culiacán data de 1969, y por sus celdas han desfilado viejas figuras ligadas al tráfico de las drogas, como las de Manuel Salcido Uzeta, “El Cochiloco”; Miguel Ángel Lugo Beltrán, “El Ceja Güera”, entre otros, quienes “se convirtieron en leyendas por sus evasiones espectaculares de este penal”, afirmó el diario.