En Mexicali han destacado por la resistencia. Miles se rebelaron al gasolinazo del gobierno de Enrique Peña Nieto y contra los abusos de la administración de Francisco Vega de Lamadrid en la Ley del Agua y el reemplacamiento. En los dos casos hubo consecuencias en beneficio de la sociedad y los mexicalenses fueron puestos como el ejemplo nacional de unidad social. El empuje en la capital sigue. Anteriormente los empresarios de la construcción se rebelaron ante la entrega de concesiones y convenios por parte del gobierno a unas cuantas empresas, en especial aquellas ligadas a Fernando Beltrán, amigo personal del mandatario y concesionario del gobierno. Ahora viene la COPARMEX. Específicamente Rodrigo Llantada, quien tomará posesión de la presidencia de ese organismo patronal el martes 28 de febrero. Lo hará de una forma no tradicional. Para empezar, no será en un salón de fiestas, ni en un hotel, tampoco en una instalación oficial, sino en una empresa. A las nueve de la mañana de ese martes en Mexicali, ha convocado a más de 300 personas para que le acompañen a la toma de compromiso que será en la planta de Timsa, compañía dedicada a la industria del petróleo y ubicada en el Parque Industrial Pimsa. Algo más: en los 300 invitados, no se está convocando a las autoridades. Ni al gobernador, ni al secretario de Desarrollo Económico, ni al de Finanzas; ni al alcalde, ni a legislador alguno u otro funcionario. La celebración por la toma de posesión será un acto ciudadano de empresarios y miembros de la sociedad. Ahora sí que la sanísima distancia que debe haber entre organismos empresariales y gobierno, será un ejemplo en la capital del Estado.
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