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lunes, septiembre 30, 2024
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Desapariciones (Ultima parte)

Una ayuda importantísima, me imagino, es el uso de cámaras de seguridad y vigilancia por parte de la autoridad de la ciudad, con base en la cual puede monitorearse y registrarse el acontecer cotidiano en las diferentes zonas, incluyendo las casetas y las garitas.

También, recién sucedido, debe ser importante el cierre de caminos y el establecimiento de cordones y puntos de revisión a los vehículos, así como el boletín inmediato a terminales de autobuses y aeropuertos, además de las carreteras de salida de la ciudad.

Lo más importante es que la autoridad no vea el problema como un delito menor. No desapareció un carro. Un mueble. Desapareció una persona que tiene padres, hijos, hermanos, esposo(a). Desapareció un ser humano. A esa persona la quieren en casa. La esperan. Máxime si se trata de un menor de edad. Solo habría que imaginar el dolor que sienten sus padres.

Si la autoridad hace diligentemente lo que acabo de anotar, entonces ¿por qué no localizan a los desaparecidos? Las personas no se esfuman. Algo les sucede. Alguien se los lleva, y eso es un delito que no debe solaparse. ¿Y si fuera un familiar de un funcionario, sea diputado, gobernador, agente del ministerio público, policía investigador del caso, o rico empresario? ¿Qué tan rápido y atento atendería el problema? ¿Qué acaso no lo tomaría personal y movería todos sus recursos y capacidades para conseguir localizar a la víctima? Ese es el punto. Los que trabajan en el sector de seguridad pública es necesario tengan capacidades especiales de preparación, dedicación, inteligencia, astucia, arrojo, entrega pues, y obviamente que trabajen honestamente y apegados a la Ley. Que no les gane la corrupción y la indolencia. No se trata solo de un expediente. Es una persona que no aparece.

Motiva esta carta lo sucedido con la niña Memfis Marroquín. A dos meses de su desaparición no hay noticias. No hay una línea de investigación. Ya no está activa la alerta Amber. ¿Es decir que simplemente desapareció y hay que asumirlo? ¿Olvidarlo acaso?

No debemos aceptarlo. Exijamos a la autoridad que haga su trabajo y resuelva éste y otros casos similares. No quiero ni pensar en que alguien de la autoridad tenga información al respecto, y por componenda$ no la utilice para resolver este tipo de delitos tan detestables.

Solo imagine por un momento que le sucede a Usted.

 

Atentamente:
Lic. Alfredo Flores Ramírez

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
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