Fue en el tálamo nupcial
donde me acosté con ella
creyendo que era doncella,
fue reliquia sexenal,
esperaba desposarla
con dote matrimonial
que el tesoro nacional
aporta para torearla,
mas mi sueño fue irreal,
no era dama adinerada.
La encontré desmantelada,
sin crédito ni efectivo,
con un enorme pasivo,
las arcas todas saqueadas
y el pueblo aguantando ultrajes,
impuestos, IVA e inflación,
no es de creerle ni un camión,
¿qué creen que somos tan majes?,
gobiernen con discreción,
no queremos más pillajes.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B.C.