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viernes, febrero 16, 2024
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Un presidente acorralado. ¿Qué harían ustedes?, dijo

La pregunta que hace el Presidente, casi al final de su segundo mensaje, fue patética. Un hombre impotente, sin saber qué hacer.

El problema es complejo, es cierto. Dejaron que explotara sin hacer prácticamente nada.


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2015 y 2016, salieron adelante las finanzas públicas porque se compró un seguro de cobertura de los precios del petróleo que nos garantizó en esos años un ingreso de 50 dólares por barril, pero para 2017 no habían previsto nada y los precios del petróleo no subieron

Por eso, muy calladamente, el Presidente solicitó al Congreso adelantara la fecha de la liberación de los precios de los energético un año. Estaba planeada para 2018.

También solicitó el aumento del IEPS al 40%, en la ley de Ingresos 2017. Así, con estas medidas, eliminando el subsidio y con dos impuestos sobre los energéticos, 16% de IVA y 40 de IEPS, se capitalizaría el gobierno.


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Qué fácil, ¿no? Que sea el pueblo quien pague los errores de los gobiernos y éstos no sacrifiquen nada. Los partidos en las Cámaras ni se las olieron, por incapaces, por solidarios con el Ejecutivo, o porque no reflexionaron su voto; de cualquier modo, la aprobaron todos menos Morena.

Hoy está sufriendo el pueblo mexicano su falta de responsabilidad. Retomando la pregunta Presidencial, ¿qué hacer? Muchas cosas, Presidente, todas diferentes a las hechas por usted. Para empezar, hablar con la verdad y no con engaños, decir que es debido al alza de los precios del petróleo, es querer vernos cara de tontos.

Apostar todo a la estabilidad macroeconómica, sacrificando la estabilidad social, política y el crecimiento económico, ésa sí es una tontería.

Para empezar, el aumento se debió haber realizado de manera paulatina, explicándole primero a la gente la necesidad.

Segundo el anuncio debió ir acompañado de un macro ajuste del gobierno federal. Los salarios de la alta burocracia deben reducirse en un 25%; se deben terminar las ayudas en teléfonos, gasolina, gastos personales, automóvil y seguros de gastos médicos privados. Hay que reducirle el 25% la dieta de los legisladores federales y sus apoyos adicionales.

Todo el sector autónomo debe sacrificar también su salario y prestaciones también con 25%. Se tiene que reducir el aparato burocrático, como Secretarías de Estado innecesarias, como la de cultura y cada secretaría debe eliminar una subsecretaria.

Los consejeros del INE deben reducirse a 5, Lo mismo debe pasar con los consejos locales electorales. Urge una reducción drástica de la burocracia electoral.

Las prerrogativas a los partidos políticos deben ser reducidas 25%. Reducción en el mismo porcentaje de los gastos de publicidad que realiza el gobierno federal.

Por otro lado, hay que detener a todos los corruptos y además de encarcelarlos, obligarles a devolver lo robado al pueblo de México. Estas medidas, además de la comprensión popular, le darían miles de millones de pesos adicionales, sin lugar de cargárselo al pueblo, sobre todo a la clase media. Ésta siempre había sido un colchón entre el choque de la riqueza contra la pobreza, pero hoy se cansó y salió a protestar, violentamente en unos casos, pacíficamente en otros, porque no está dispuesta a cargar con los platos rotos.

Sí, el aumento fue la gota que derramó el vaso por las acciones erróneas de un gobierno insensible, que no dialoga con su pueblo. Esto despertó ese México Bronco que tanto temía el ideólogo del PRI Jesús Reyes Heroles.

Si es un México bronco cansado de oír la misma canción, las mismas recetas, que es lo que propone Peña de nuevo, una escenografía acartonada, con propuestas sacadas del viejo recetario del sistema, varias veces presentadas y nunca dieron resultados. La reunión del lunes 9, fue un diálogo frente al espejo.

Ayer en el aeropuerto de Tijuana, compré una torta, que antes costaba menos de 100 pesos y ahora 144. Es un ejemplo menor, pero muestra que la carrera de precios ya se inició.

Tampoco nunca han logrado detener que paguemos un litro y nos den menos. Los gasolineros que ahora tanto salen a la luz pública como hermanas de la caridad, son la fuente principal de financiamiento de los delegados de PROFECO, sin dejar de suponer que alguno rechaza tal soborno.

No, Presidente, las cosas deben hacerse diferente, si se busca queriendo ayudar al pueblo y poniéndose en su lugar, muchas medidas se pueden tomar antes de castigarlos con aumentos exorbitantes. Entiendo que usted ya no puede o no sabe, es hora de dejarle el lugar a quien sí pueda. Una renuncia suya seria honorable.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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