De acuerdo con una nota del Gobierno de México, el próximo 31 de enero, el Presidente Peña se entrevistará con Donald Trump. Me parece una pésima decisión. Trump ha empezado su gobierno con agresividad y enfrentamientos. Sus primeros actos arrebatados y sin reflexión, demuestran un estilo y un carácter. También demuestran que todavía no se enfrenta con las realidades de gobernar, que poco a poco le irán enseñando a tener un comportamiento más reflexivo, distinto, más maduro. Sus primeros actos y acciones, son producto de su misma actitud. Primero se enfrenta a los millones de mujeres que marcharon el día de su toma de posesión, las provoca y las insulta. No entiende la importancia de la manifestación, porque no comparte los principios y valores democráticos. Sigue siendo un empresario mañoso y agresivo que cree sigue en un reality show. Posteriormente se confronta con la prensa y por un detalle insignificante: quién tuvo más asistencia de personas en la toma de posesión, él u Obama, ataca a los medios de comunicación acusándolos de falsear su información, pues, según sus cálculos, él tuvo más. Los medios sacan dos fotos, la de Obama y la de él y al compararlos visualmente, es evidente que la de Barak es mayor. Queda como tonto. Parece hasta ridículo, estas conductas, si no fuera el Presidente de USA. Como un chamaco caprichudo y consentido, haciendo una rabieta porque la de él fue más grande, pero es el Presidente de una gran nación. Aunque parezca increíble, su secretario de prensa, escoge este tema como el más importante, para comentarlo es su primera aparición, habiendo otros de mayor significancia.
Momentos después se da otra confrontación con la prensa, los invita al famoso salón oval, donde él despacha y alguien dice que quitó el busto de Martin Luther King y se da otro enfrentamiento verbal. Llama a los periodistas “los seres más deshonestos sobre la tierra”. Qué bárbaro.
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El siguiente día se retira formalmente de las negociaciones del tratado de Asia Pacífico y emite un comunicado en el cual, expresa su voluntad de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. TLC y además expresa abiertamente su negación de cumplir un compromiso de campaña, de hacer públicos sus impuestos, a lo cual le contestan con una demanda un grupo de ciudadanos. Más tarde busca congraciarse con la comunidad de inteligencia, con la CIA, pues; pues antes los había llamado peor con los nazis alemanes. Acusa a la prensa de cambiar sus palabras, pero nadie le cree, pues ahí están las grabaciones.
Ante este panorama, para que precipitar la reunión con Peña. No estamos, preparados anímica ni técnicamente. Hay que dejar que Trump se serene y la cruda realidad le enseñe algo. Para qué ir ahora. Una negociación es como un juego de póker, no hay que dar señales ni enseñar nuestro juego. Nadie nos obliga a acudir a esta cita. Que la pospongan por cualquier motivo. Esperemos a tener una estrategia más definida. Estudiemos a Trump, su perfil psicológico, su ego, sus reacciones, sus alianzas. ¿Qué vamos a hacer, qué vamos a decir? Si va ahora, como decía mi amigo y Jefe Fernando Elías Calles, criticando a un negociador, “siempre que va a una negociación, siempre entra de nalguitas”, sí, Presidente, si va ahora entrará de nalguitas y muy mal nos irá. Es mucho lo que se juega. Se requiere que se asesore por gente como Herminio Blanco, Luis de la Calle, Jaime Zabludovsky, ésos sí saben. Forme primero un consejo asesor. Porque de este tema tampoco Videgaray conoce bien. Espérese a que el ambiente en Washington cambie. Busque primero aliados entre los legisladores americanos fronterizos. Los que conocen México y tienen o representan intereses en nuestro país. Contratemos una empresa de Lobby, que expertos nos ayuden a crear un clima favorable al país y al comercio. Sun Tzu, en el famoso libro de “El arte de la guerra”, dicen con claridad, que si queremos vencer en una batalla, escojamos la época y el terreno, los que nos sean propicios. En estos momentos nos son adversos. No vaya ahora, Presidente. Nos va a causar graves daños su inexperiencia y desconocimiento técnico. Además, hay una imagen de miedo de Trump, que sicológicamente lo va amedrentar. Lo va hacer sentirse inferior. Ir ahora es jugar su juego y poner al país al borde del precipicio.
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Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana.
