¿A qué se debe que el proletariado se halle sumido en este marasmo? ¿Por qué la clase trabajadora no se ha levantado con iracundia contra sus explotadores exigiendo aumentos salariales robustos, seguro de desempleo, mejoras en su centro de trabajo, etcétera, etcétera?
Una clase obrera que ni tan siquiera hoy se levanta a la lucha para conquistar mejoras salariales, que alivien en algo su atormentada existencia, ¿se podrá levantar, mañana, contra la dictadura que oprime a todo el pueblo?
La clase trabajadora no es culpable del marasmo en que se encuentra, ni de su atraso político ni de su actual falta de ánimo para luchar. La culpa es de los verdaderos comunistas, que no han cumplido con su deber.
La clase obrera es capaz de sublevarse no solamente contra sus explotadores inmediatos, que le avientan migajas, sino en contra de todo el régimen autocrático que oprime a todo el pueblo. Solo hace falta que los auténticos comunistas y los mejores hijos del proletariado vayan a las fábricas y centros de trabajo a sacudir, a despertar a la masa obrera. A levantarla contra la miserable clase patronal. Y una vez exaltado y erguido el proletariado entonces ya veremos cómo los burgueses obsequiosos otorgarán, no 3 ni 7 pesos de aumento salarial, sino mucho más con tal de apaciguar a los trabajadores insurreccionados.
Y, al calor de la lucha contra los explotadores, los elementos avanzados del proletariado deberán forjar su Partido Comunista Obrero, arma con la cual el proletariado podrá librar miles de combates victoriosos y conquistar el poder.
Los obreros de vanguardia, los comunistas, han descuidado mucho el trabajo político revolucionario entre las masas trabajadores. Es decir, no se han sacrificado por la causa. Ésa es la razón fundamental de que la clase obrera en general se halle actualmente sumida en un profundo aturdimiento.
La labor fundamental de los marxistas-leninistas no es andar a la cola de movimientos liberales burgueses, ni de luchas democrático-pequeñoburguesas, ni de grupos de desvariados anarquistas-trotskistas; esto no significa rechazar las alianzas con otras fuerzas no proletarias y que no se tiendan puentes de acuerdo con movimientos y organizaciones democráticas progresistas. No. Eso es otra cosa. Las alianzas con otras fuerzas no proletarias deben de hacerse siempre y cuando estas alianzas lleven agua al molino proletario y que socaven los cimientos de la dictadura.
Pero, los marxistas revolucionarios no deben de renunciar nunca a una de sus tareas principalísimas, que es ir a las puertas de las fábricas/maquiladoras, armados con miles de volantes, carteles, folletos, etcétera, etcétera. Y no acudir solo de forma esporádica y sin plan alguno. Sino, al menos, una vez a la semana y con un programa de largo alcance. Desembarazarse de esos arranques de caballo y parada de burro. La lucha revolucionaria es de todos los días. A perpetuidad.
Mítines y piqueteos deben de llevarse a cabo constantemente en los centros industriales. Y con megáfono en mano, de forma audaz, agitar con vehemencia a las masas proletarias adormecidas. Y algo muy importante, crear círculos de estudio de marxismo-leninismo. Es decir, formar cuadros profesionales.
No hacer esta fundamental tarea es ser un miserable demagogo, un cobarde que ensucia el nombre de comunista. Los verdaderos revolucionarios no tienen ni pizca de cobardía. Son animosos, enérgicos y muy valerosos.
Un revolucionario comunista no permanece sentado frente al monitor de la computadora “haciendo revoluciones”. Ni lleva a cabo el trabajo político de agitación y la propaganda solo o primordialmente a través del internet. Utiliza esa herramienta cibernética hasta cierto punto, pero no como la única ni mucho menos como la principal.
Los revolucionarios comunistas no deben de caer en la trampa del internet en que muchos han caído. Dejemos que los liberales y pequeñoburgueses comodones, muchos de los cuales se cuelgan el marbete de comunistas, se batan en el ciberespacio, nosotros debemos mantener el contacto estrecho físico con la masa obrera.
La tarea más importante está frente a la fábrica, en las paradas del camión urbano, en los barrios proletarios. Cuando la clase obrera sea educada políticamente, unificada y organizada por su Partido Comunista se levantará como gigante, y ya no solamente para exigir aumento salarial, sino para derrocar a los explotadores que siempre le arrojaron migajas salariales.
Javier Antuna
Tijuana, B. C.