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miércoles, octubre 2, 2024
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Hidden Figures

Cómo una sociedad puede ser tan intelectualmente desarrollada y humanamente retrógrada, es la gran pregunta que se plantea con esta película que escarba un capítulo oculto de la historia norteamericana: la participación de tres mujeres afroamericanas en el programa espacial, en la era de Kennedy.

El director Theodore Melfi se dio entonces a la tarea de llevar el libro de Margot Lee Shetterly a la pantalla grande para contar la odisea de Katherine G. Johnson (Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe), quienes muy a pesar del racismo y la discriminación hacia el género, trazaron su camino en el centro de investigaciones de la NASA en Virginia, mientras Estados Unidos luchaba por superar a la URSS en su exploración espacial.

Segregadas y victimizadas, estas tres mujeres desempeñaron un papel esencial en la carrera espacial, tal como vemos más a fondo en el caso de Katherine, quien fue contratada como una “computadora” cuya tarea era resolver complejos problemas matemáticos, habilidad que demostró desde temprana edad en la escuela.

Ella es quien se integra al equipo de Al Harrison (Kevin Costner) y termina calculando la estrategia de lanzamiento de las primeras naves de la NASA, incluyendo la misión con el recientemente fallecido John Glenn a bordo. Sin embargo, no se le permite utilizar el baño de la oficina a la cual es trasladada, entre otras humillaciones, muchas de las cuales vienen de parte del coordinador de ingeniería Paul Stafford (Jim Parsons).

Luego está Mary Jackson que quiere estudiar ingeniería pero no la aceptan en la universidad por ser mujer y afroamericana, y tenemos también a Dorothy, que batalla con la supervisora Vivian Mitchel (Kirsten Dunst), el símbolo del racismo institucionalizado.

A final de cuentas la riqueza de este filme es que coloca la evolución del hombre en el terreno científico y a la vez en lo cultural, en la medida en que los personajes se abren paso utilizando solo su inteligencia como defensa ante tanta agresión.

Todo esto sin panfletos, sin ánimo de denuncia, y eso es lo que el realizador Melfi supo hacer mejor, evitando lugares comunes y permitiendo que Spencer, Monáe y Henson de plano hicieran de las suyas con sus extraordinarios roles.

El resultado es un filme poderoso, bien armado, brillantemente escrito, dirigido y actuado, y oportuno en cuanto a su estreno en la cartelera norteamericana, por obvias razones. ****

Punto final.- Esperemos ahora las nominaciones al Óscar para el martes 24 de enero.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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