Transforman la comicidad en la televisión, teatro e internet, mientras los legendarios actores Alfonso Zayas y Luis de Alba desvalorizan el fenómeno del stand up y comparan la permisividad en los medios de comunicación: El personaje “Albertano Santacruz” asegura que “lo importante es hacer reír, sin importar cómo se haga”
“La picardía mexicana nace de una transformación del castellano, anexándole el ingenio del mexicano, convirtiéndose en lo que llamamos albures. Somos muy dados a eso, a atribuirle un toque sexual a las palabras. Y así es al albur, nada explícito, construido con ingenio”, aseguró el actor y comediante mexicano Luis de Alba, quien en entrevista con ZETA, mostró su preocupación sobre la permisividad en los medios de comunicación:
“Es el gobierno quien debe dar la pauta, limitar a los medios de comunicación porque cada día crecen más, y nuestras familias tienen acceso a series con contenidos que no son aptos para nuestros niños. Se deben programar y prohibir temas que lesionan a las familias, hoy es muy fácil que hasta en la comedia se hable de drogas, sexo, los niños saben qué es marihuana, qué es una línea (cocaína)….y qué decir de las escenas eróticas en internet y la televisión, no me asusta, pero ahora son casi pornográficas”, afirmó el creador de personajes como “El Pirrurris”.
Evolución o regresión de la comedia
“Para mí no ha habido evolución, sino todo lo contrario, estamos frente a una regresión. El doble sentido y el albur van de la mano, hay comedias muy finas y (hay) vulgares, en los tiempos de Shakespeare había comedias que ahora les llamarían vulgares, que si les haces una adaptación y la gente no sabe qué es eso, tú puedes ir a ver a una obra que se llame ‘Me las Dio Llorando’ y realmente es una adaptación de ‘La Fierecilla Domada’”, apuntó el también intérprete de “Juan Penas” y “Juan Camaney”, quien no está de acuerdo con el manejo de la vulgaridad y el abuso del lenguaje pícaro dirigido a las familias.
Por su parte, el cómico Alfonso Zayas expuso a ZETA que ya no hay comicidad en televisión, ni nada nuevo de lo cual enorgullecerse: “La comicidad no evolucionó, no ha cambiado nada, no hay nada nuevo en este mundo del humor, todo depende de cómo lo manejes. De los últimos veinte años no hay mucha diferencia, en cambio la televisión sí ha cambiado, me acuerdo cuando hacía ‘La Criada Bien Criada’ hace 30 años, una serie que hice con María Victoria, y todavía la gente se sigue acordando de ella porque era una comicidad blanca. Quién iba a pensar que yo iba a andar con encueradas y diciendo albures, pero también evolucionó ese tipo de trabajo”, explicó.
“Ya no hay comicidad en televisión de la cual pueda enorgullecerme. Estuve 16 años en Miami con don Francisco haciendo sketches, de 1999 a septiembre de 2015, y la comicidad, o el humor que le dicen ellos, era un poquito con doble sentido. Había cosas que no nos la prohibían, sin llegar a la grosería pero se usaba el sarcasmo, la cosa sexual e insinuaciones a las mujeres, y duró 16 años. No hubo censura férrea, nosotros teníamos que usar el criterio para saber hasta dónde llegar y que no fuera ofensivo, corriente o grosero como hoy”, agregó.
Sobre el trabajo del humor en la televisión actual, Luis de Alba opinó que ahora se trabaja libremente, sin reglas: “Nosotros hicimos humor con picardía, pero nunca la pornografía, ni la droga, ni las babosadas que ponen ahora en la televisión. Las empresas de entretenimiento deberían cuidar los valores. A mí me tocó una generación en la televisión mexicana de mucho éxito, en la que estaba al frente de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo ‘El Tigre’, con quien teníamos juntas periódicas todos los que hacíamos comedia, se hablaban de reglas. No podíamos decir ni un ‘wey’, ni vestirse de mujer para hacer reír, o hacerla de homosexual, no hablar del Ejército, Iglesia y menos hablar de la droga, o hacer cosas que engrandecieran las drogas. Si hacías algo de eso, o del gobierno, ibas para afuera. Y pregúntale al ‘Loco’ Valdés cuando habló de ‘Bomberito Juárez’ (Benito Juárez). Evidentemente hoy no existen esas reglas”, destacó el comediante.
El fenómeno del stand up en México
“Eso del stand up no es más que un término que se utiliza, pero ese tipo de entretenimiento se utilizaba desde hace décadas en las carpas, eran cortinillas o números en los que se improvisaba sobre vivencias. El stand up es una regresión de la comicidad. Eso ya se hizo hace muchos años en México, los gabachos lo empezaron a hacer hasta después, (iniciaron) en centros nocturnos acompañando a la figura que cantaba o que tocaba, y ahora resulta que son los ‘standuperos’ la clase privilegiada de comediantes en México. Para mí no, y no creo que el espectador haya cambiado, la comedia sigue igual, la gente se ríe cuando algo les da risa. No hay ningún boom del stand up, eso no es cierto, esos cuates hacen rutinas de chistes, los hilan. No critico que hagan su lucha, pero que lo hagan bien. Ellos no son comediantes, el que hace comedia primero es actor, así es que tanto puede manejar drama y comedia, o lo que sea”, subrayó De Alba, quien actualmente escribe la obra “Maclovio para Presidente contra ‘El Trompitas’”.
Por su parte, Alfonso Zayas indicó que el stand up no es un género nuevo, cuya forma de nombrarlo es lo único que apantalla:
“Siempre se necesitó una persona que hiciera tiempo entre uno y otro número en el teatro para decir tres o cuatro cosas, pero eso es cosa de teatro, Luis de Alba y yo somos gente de teatro toda nuestra vida, por ello no es ninguna sorpresa eso que llaman stand up, pero ahora como están más tiempo en escena van hilando sus chistes para contar una historia, como lo ha hecho por mucho tiempo Polo Polo, quien cuenta un chiste con historia, comentarios y así hacía para alargarlo. Ahora se agarraron de ahí para hacer un nuevo género que no tiene nada de nuevo, pero para nosotros no es sorprendente, es un género y ya. Es un monólogo, parte de un sistema de teatro”, amplió sobre el tema.
Nuevos públicos y permisividad
“En México no es que la permisividad haya rebasado el manejo de la comedia, sino la ignorancia. Las nuevas generaciones del humor no han tenido el mismo impacto que nosotros en todo Latinoamérica. A mí me platicaba Roberto Gómez Bolaños que la gente creía que trabajaban para niños, y no, jugaba mucho con el doble sentido. En cada programa veías mucho de doble intención de parte del niño de ocho años que era ‘El Chavo del 8’, y no
pasaba nada. Solo lo notaba la gente que lo entendía, porque sí hacía doble sentido y cosas fuertes sin que fueran fuerte porque las hacía un niño de ocho años, al lado de una niña como ‘La Chilindrina’, que tenía un ingenio maravilloso, una simpatía maravillosa como actor; el mismo Carlos Villagrán era simpatiquísimo, ese cuate sigue trabajando mucho con el mismo personaje de los cachetes inflados que él mismo inventó, no ‘Chespirito’, porque luego hubo esa cosa de la exclusividad porque les quería quitar el nombre porque trabajaban con él, y ya había registrado los nombres, pero la característica del personaje era propio: ‘La Chilindrina’ era la niña de las pecas, y el suéter al revés, pero todo lo que decía, lo escribía Roberto, lo demás era interpretación personal”, afirmó Alfonso Zayas.
Sobre los nuevos públicos, el actor relacionó que el nivel de donde se presenta el espectáculo o el entretenimiento es el de los espectadores: “En televisión estás acostumbrado a que nadie diga groserías, aun así, existe Telehit con Radamés y todos esos cuates que dicen grosería todo el tiempo que eso era inaudito para mi época, no ibas a escuchar una grosería en la televisión, y ahora es muy sencillo que lo hagan. Nosotros nunca fuimos groseros ni albureros en la televisión. No se usaba ni el ‘wey’. La gente cree que en nuestras películas éramos muy groseros, pero jamás dije una, para que yo dijera un ‘wey’ o un ‘pinche’ lo decía de alguna manera en que no lo notaban. Me achacaban a mí que yo era grosero, pero eran el enano ‘Tun Tun’ y los que me rodeaban los que las decían. En las películas nunca encontrarás una grosería mía, era la gracia del escritor haciendo el libreto. Nunca fui grosero en el cine ni en la televisión, en la obra de ‘La Semesienta’ decimos palabras gruesas, pero muy a tono a la obra. No es necesario caer en ese recurso, pero se usa”, remató.
“Lo importante es hacer reír, no importa cómo lo hagas”: “Albertano”
“Sé que hoy existe un fenómeno que llaman stand up que prácticamente es una copia de lo que hacen los gringos, que todo lo teorizan, ponen reglas, escriben de casi todo. Los mexicanos teníamos desde mediados del siglo pasado haciendo en las carpas rutinas cómicas, los comediantes de moda se presentaban. Ahora se les llama ‘standuperos’ pero lo veníamos haciendo desde hace mucho tiempo, ahora las reglas dicen que se debe hacer sin ningún personaje, y un montón de cosas. Pero ese rollo del stand up no es parte de nuestra cultura, es una transculturización, lo adoptamos y hay gente que lo hace muy bien, pero quienes mejor lo hacen son los gringos; cada quien tiene su estilo, lo importante es hacer reír, no importa cómo lo hagas: la cosa es entretener a la gente y hacerla reír, ese es el objetivo. Lo demás es parafernalia personal”, expresó en entrevista con ZETA, Ariel Miramontes, mejor conocido como “Albertano”, quien actualmente trabaja en “El Tenorio Cómic-o” representando a don Juan: “En el ‘Tenorio Cómic-o’ hablamos un poco del albur, hablamos de las diferentes maneras de hacer reír, ‘El Escorpión Dorado’ por ejemplo usa muchas palabras altisonantes para hacer reír, lenguaje pícaro, y tienen un público muy grande, pero ese es su estilo. En mi caso mi humor es completamente blanco, y también tengo mi público. Es respetable el trabajo de los demás, yo prefiero el humor blanco, pero hay quienes prefieren el humor de Polo Polo que es muy fuerte; el humor de los albures ya pasó de moda, pero se sigue haciendo porque es algo muy mexicano, es parte de nuestra historia picaresca, de nuestro folclor mexicano”.
Luego precisó sobre las audiencias: “El espectador va teniendo exigencias y el humor tiene que ir cambiando porque éste tiene que estar al servicio del espectador. Todo cambia, lo único que podemos estar seguros, es que nada se puede quedar como está, en el caso de la comicidad no es lo mismo, siempre hay diferentes maneras de hacer reír, (lo cierto es) es bien importante que exista esa diversidad”, puntualizó.