De Trez en Trez
Dentro de cuatro días, precisamente cuando terminara el primer mes de este 2017, habrían de reunirse en suelo norteamericano, Donald J. Trump y “Enriquepeñanieto”. Apenas once días después de haber tomado posesión el primero de los mencionados. Luego, mediante un tuit mañanero “desinvitó” al mandatario mexicano y más tarde éste anunció la cancelación de su gira a USA, no sin antes lamentar y reprobar la grosera actitud, poco diplomática de Trump de ratificar la construcción de su “muro”.
Dejando de lado los importantes y peliagudos asuntos y temas a tratar en esa reunión, llaman la atención las condiciones en que se encontrarían ambos mandatarios.
El presidente de México es quien tiene más tiempo en el cargo, en tanto Donald John Trump apenas inicia su administración. Uno y otro enfrentan el rechazo de buena parte de sus gobernados, ambos son motivo de marchas de protesta a las que asisten por miles haciéndoles saber que no son del total agrado ciudadano.
El norteamericano porque el voto popular no lo llevó al poder (Hillary Clinton lo superó por 2 millones), de tal forma, no es reconocido por buen número de ciudadanos de USA, no obstante y dado el sistema político electoral de allá, fue declarado ganador de la elección. Pese a sus características personales negativas, harto conocidas.
En tanto, el mandatario mexicano ha despertado a la ciudadanía nacional y hace como que no ve ni escucha las marchas y manifestaciones de protesta con motivo del llamado “gasolinazo” y todo lo que ello conlleva; asimismo porque la ciudadanía está harta de sus políticas equivocadas para combatir la violencia, la inseguridad, la corrupción dentro y fuera del gobierno, por lo excesos oficiales ante la crisis económica popular, entre tantas otras cosas.
A Trump, el ejecutivo norteamericano, aún le falta integrar bien a su gabinete, fortalecerse más, y para ello está llevando a cabo las acciones que anunció en su campaña electoral; en cambio, “Enriquepeñanieto”, en su quinto año de gobierno, debilitado, sin credibilidad, con poca aprobación, precisamente por no cumplir las promesas de su campaña y por cacarear “reformas” que no han sido lo que ofreció, pues no han rendido los frutos esperados.
El mandatario mexicano iría a Washington cuando se encuentra incómodo en la silla presidencial, se ve inseguro en las tantas reuniones y actos que le organizan, casi casi va de salida y desde hace tiempo, le sobran “tiradores” de todos lados, colores y sabores para el cargo que hoy ocupa. Entre tanto, Donald Trump apenas está acostumbrándose al sillón del Despacho Oval y poco a poco le va agarrando el sabor a eso de ejercer el mando en un país que es potencia mundial. Una tras otra va firmando órdenes ejecutivas anunciadas desde su campaña.
Desde entonces, y aún antes en sus negocios, Trump es conocido por su arrogancia, y en sus “reality shows” afinó su tono amenazante, intimidatorio, grosero, misógino dicen unos, xenófobo afirman otros, machista, siniestro, racista, narcisista, manipulador, mentiroso y materialista. Será el sereno –decía mi abuela– pero, al fin y al cabo poderoso presidente.
“Enriquepeñanieto”, por su parte, ha guardado silencio cuando debería hablar, se le ve sumiso, débil y con poco que ofrecer, además no está en condiciones de reclamar, dados los magros resultados de su gobierno. Por ello, en la ceremonia de su “posicionamiento en materia de política exterior” afirmó que “… no sumisión ni confrontación”. Después de dos “mensajes” en cadena nacional, primero sopesó la alternativa de cancelar y ayer jueves de plano lo hizo.
Donald J. Trump inicia su gobierno con una aprobación que apenas sobrepasa el 40 %, en tanto, el presidente mexicano Peña Nieto, con muchas dificultades llega al 10 % de aprobación ciudadana a su gestión, de tal forma que entre los dos, a duras penas alcanzan 50% de aceptación entre sus gobernados.
En estas y otras condiciones, era que ambos mandatarios abordarían temas harto importantes para los dos países vecinos que comparten la frontera más movida –en todos los sentidos– del mundo entero, temas que habrán de impactar el futuro cercano de millones y millones de habitantes de aquí y de allá.
Comercio, tráfico de armas, deportaciones, salud, repatriaciones, terrorismo, empleo, desempleo, el famoso muro, los pretendidos puentes, agricultura y otros asuntos iban a estar seguramente en la mesa de diálogo.
Una “pequeña gran diferencia”: Donald John Trump, “haiga sido como haiga sido”, es el presidente de una potencia mundial, tiene la sartén por el mango.
“Enriquepeñanieto”, en cambio, tiene solo el mango, hace tiempo que perdió el sartén…y se le quemó el guisado.
Como punto final de esta “escaramuza diplomática”, la mentada gira de EPN a Washington fue cancelada, luego del proceder fuera de la diplomacia del mandatario norteamericano. Total, nuestro presidente, canceló dos giras: la primera a la reunión de la CELAC en Punta Cana República Dominicana a escasos minutos de abordar el avión y ahora, debió cancelar también su viaje a Washington. Nunca antes en décadas, las relaciones México–Estados Unidos habían estado tan mal. Mal inicio de año para nuestro presidente. Y lo que falta…
P.D.1.- Altas posibilidades que el PRI retenga su coto de poder en EDOMEX…
P.D.2.- Carlos Aceves del Olmo, líder de la CTM, aún no termina de “resucitar”, lo demostró en la ceremonia donde EPN dio a conocer su “posicionamiento en materia de política exterior”.
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com