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sábado, febrero 24, 2024
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Conrado Acevedo Cárdenas, demócrata congruente y funcionario ejemplar

Conrado deja un sensible vacío en la región. Fue un acerado impulsor cultural, social y político; es, además, motivo de reflexión para revalorar lo más trascendente que le vimos, conocimos y escuchamos en su vida de servicio a la sociedad de Tijuana y Playas de Rosarito. En las oportunidades de convivir y promover algunas expresiones de cultura, historia, ideas sociales, filosóficas y políticas. Su hondo interés en impulsar a los jóvenes en la investigación de ideas, la retórica en al menos dos actividades celebradas en el Teatro Calafornix del Instituto Tecnológico de Tijuana deja evidencia de genuino civismo formativo.

Conrado tenía esa rara cualidad de los hombres templados, de carácter recio y sereno, que los públicos escuchaban con atención. Brillaba en sus intervenciones hiladas finamente, le nacían conceptos donde se aprendía los detalles de hechos, había congruencia, claridad de ideas, de un personaje decente de una horneada que se están generacionalmente extinguiendo. Hoy existen muy pocos, o ninguno, de su estirpe en la función pública, sea en la cultura o en la política.


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Despertó siempre curiosidad y respeto en las oportunidades en foros como el CECUT, u otros en la presentación de textos de investigación sobre la historia regional y de Tijuana, junto al historiador Gabriel Rivera, Leobardo Sarabia, Rogelio Arenas, David Piñeira y otros, era una lección con fundamentos ilustrados producto del análisis de documentación sistemática, paciente y reflexiva.

La herencia de su ejemplo vasto para explicarse la Tijuana. Como funcionario público con una inteligencia social de la que deben aprender y replicar los actuales funcionarios por demás mediocres, lo digo con gran pena y lo lamento por sus consecuencias. Lejos de enriquecerse en su patrimonio personal, Conrado tuvo la visión de hombre de Estado desde las tareas pioneras que trabajo y defendió cabal y convencido.

Por su actuar como estratega de la creación de Ciudad Industrial Nueva Tijuana y los terrenos de lo que fueron Centros de Educación Técnica, el CETIS 58 y el CBTIS 116, la unidad de Otay del Instituto Tecnológico de Tijuana, y el Parque de la Amistad. Este trazo de los pilares progresistas de ciudad, al priorizar la planeación de la educación en esta apartada frontera, es testimonio del proyecto de ver una Tijuana mejor preparada para una vida social productiva y humana.


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En su tesis “El Rancho Tijuana” se propuso defender la dignidad y las verdades completas de la frontera, con un conjunto de argumentos que salva la idea de una urbe de pioneros, de población migrante trabajadora del campo, el comercio, los servicios educativos y el turismo familiar. Que rompe y lucha siempre contra le Leyenda Negra propia de fronteras ligadas siempre al vicio, la delincuencia y crimen institucionalizado y las bajas pasiones.

Conrado fue uno de los impulsores en la Zona Río de la Casa de la Juventud, ahora CREA, junto al esfuerzo admirable del arquitecto Rodolfo Chávez Carrillo y el ingeniero Juan Ojeda Robles en la cara positiva de la Junta Federal de Mejoras Materiales. Y la idea de formar talentos creadores, culturales, deportivos, los hace semilla fértil y fundadora de los valores de la esquina latinoamericana.

Apoyo con estas justas razones un merecido homenaje de la comunidad por agradecimiento y memoria de la sociedad y autoridades el reconocer con su nombre esta Institución del CREA, de la cual tanto nos hemos beneficiado muchos pobres y ricos, extranjeros y nativos, niños y ancianos, propios y extraños.

Creo que la memoria y ejemplo que trasciende de Conrado es un fuerte aporte a la vida en común, su carácter sereno, su constancia en el esfuerzo de servicio social, la generosidad, la inteligencia brillante y la honradez que lo distinguió en vida.

En su momento, aspiró a ser alcalde de Tijuana, porque fue modelo de eficacia en el servicio público, porque su política fue la de servir, crear instituciones en bien de la comunidad. Con personalidades así, esta frontera contaría equilibrios fundamentales como con escuelas, parques recreativos, centros deportivos, centros de salud, guarderías, vialidades, visión urbana y equipamiento social.

En los 80, hubo quiebres éticos en que los mercenarios y vende patrias, rompieron desde la voluntad política hasta el cumplimiento de planes de desarrollo, leyes para trazar un proyecto de una ciudad digna, equilibrada en sus necesidades públicas que fueran garante de los derechos sociales. Acevedo Cárdenas como Rubén Vizcaíno y ciudadanos decentes fueron bloqueados (desde el centro político y por grupos voraces locales) para que diera lugar a una Baja California libre de la corrupción e impunidad de nuestros días.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: hrgcuellar@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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