Dirigida por Rodrigo Plá, como una adaptación de la novela homónima de Laura Santullo, la historia de una mujer que hará lo necesario porque la aseguradora que tiene cubra el tratamiento que su esposo necesita, se mantendrá en exhibición en Cine Tonalá hasta el 29 de diciembre
Por 16 años, un hombre pagó puntualmente su seguro médico, sin embargo, al momento de querer usarlo para cubrir un tratamiento que lo ayude a combatir el cáncer que padece, la empresa se niega a darle el visto bueno, debido a que el sistema parte de la negación arbitraria de ciertas solicitudes; es entonces cuando su esposa decide tomar justicia por mano propia, con la esperanza de salvarle la vida.
Ese es el inicio de “Un Monstruo de Mil Cabezas”, película ganadora del Ariel a Mejor Guión Adaptado, por tratarse de una trama que tomó su base de la novela homónima de Laura Santullo, publicada por Editorial Planeta en 2013: “La idea original es de mi mujer, Laura, que es escritora, escribe narrativa y también hace guiones. Cuando inició con esta historia desde el principio quería trasladarla al cine y queríamos que fuera una película. La temática está vinculada a muchas cosas, por un lado había algo que se hablaba en la casa y tenía que ver con las grandes corporaciones que empiezan a regir sobre los propios gobiernos, más en países como el nuestro donde el gobierno está tan desdibujado y las grandes empresas tienen muchas más libertades de acción. Fue un poco de eso y también de pensar nuestra propia realidad de reflexionar acerca de qué hacer. Nos fuimos a vivir unos años fuera, regresamos a México y teníamos que decidir si justamente íbamos a optar por inscribir en el IMSS a nuestros hijos o qué íbamos a pagar, dependiendo la evaluación que te hacen para saber a cuál estrato social perteneces o irnos con seguros privados que tampoco cumplen con todo, pero que uno paga para no caer en el desastre y la desgracia”, declaró en entrevista con ZETA, Rodrigo Plá, director nacido en Uruguay hace 48 años, pero radicado en México desde los nueve.
Con Jana Raluy como protagonista al darle vida a Sonia Bonet y Sebastián Aguirre encarnando a su hijo Darío, quien terminará siendo cómplice de todo lo que ella hace, “Un Monstruo de Mil Cabezas” sucede a lo largo de 75 minutos y es un juego que mezcla la mirada del resto de los personajes: “La gran dificultad que tenía esta historia era su construcción narrativa que hereda bastante de la novela, pero que no habíamos probado en el cine y está vinculada a esta multiplicidad de miradas, o sea, es una película que va cambiando constantemente de punto de vista. Eventualmente vuelve al personaje principal que es ella, pero les otorga también una mirada a los otros. Era una apuesta arriesgada y al mismo tiempo muy interesante que me atraía mucho narrar de esa forma. No sabíamos qué tanto se sostendría, pero al final funcionó bastante bien y la gente ha reaccionado gratamente. Esa parte de la experimentación fue la más arriesgada y difícil”.
Además de un buen recibimiento por parte del público, la película logró brillar en su estreno el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Venecia y estuvo en el de La Habana, Cuba, donde Raluy obtuvo el Premio a Mejor Actriz, al igual que en Morelia.
La mancuerna Santullo-Plá
Entender el cine de Rodrigo Plá es conocer también el trabajo de Laura Santullo, los objetivos de ambos y la intimidad de creación que consiguen al complementarse en una complicidad que inició con “La Zona” en 2007: “Todo el tiempo somos mancuerna, no es que haya solo un proyecto. Con Laura comparto toda una vida, llevamos cuatro largometrajes y dos hijos. Las temáticas circulan y en ocasiones escribimos los guiones juntos, en alguna ocasión fue una idea mía, muchas veces también de cuentos o novelas de ella, pero compartimos un punto de vista sobre la realidad que nos rodea y sobre los intereses, entonces las transiciones se dan con bastante facilidad, es algo que está presente en nuestra vida y no acaba en el momento en que ella termina el guión”.
Participativo en el proceso de escritura de Laura y con ella involucrándose durante los rodajes, conciben al guión como algo que está vivo, por eso siempre trabajan en la posibilidad de hacerle modificaciones si se requiere, ya sea por los resultados que obtienen al ensayar las escenas, la improvisación o para incrementarle fuerza a los diálogos. De esa forma también estrenaron “Desierto Adentro” (2008), “La Demora” (2012) y, ahora, “Un Monstruo de Mil Cabezas”, en la que impera el sentimiento de angustia e impotencia, que unidos al sonido ambiental, hacen que la acción transite e involucre al espectador.
“No es una responsabilidad (tratar estos temas), creo que no hay película que no sea política. Todas optan por un punto de vista pretendiéndolo y no. Aunque sea con cierta inconciencia todas las películas plantean una forma de ver una realidad y sus preocupaciones, así se desarrolle en un mall y hable de comedias románticas, hablan de una visión de alguien y de una reinterpretación de la realidad. Nuestras películas reflejan nuestros intereses que luego por suerte son compartidos con espectadores, pero no lo hacemos desde el lugar de una responsabilidad sino como, en todo caso, inquietudes que tratamos de plasmar y experiencias de vida que buscan vínculos con otros”.
— ¿Cuáles son esos intereses que mencionas?
“El de tratar de narrar, porque hablar de compromiso de pronto queda un poco cerca en la idea de adoctrinar a otros y de plantear la nuestra como la única verdad cuando hay muchas formas de ver la realidad y las respetamos. Resulta importante conservar distancia y simplemente tratar de contar las historias desde la intimidad de los personajes, tratamos de acompañar el periplo, por ejemplo esta mujer, desde la cercanía de su experiencia como gente que vive una situación determinada. Después vienen las demás lecturas e, insisto, pueden ser dependiendo quién eres, porque la mirada de los otros también termina modificando la misma película. Habrá quien le dé una lectura más social o más política, pero nosotros tratamos de contar esa anécdota pequeña de gente ordinaria en situaciones extraordinarias”.
— ¿Y el monstruo que percibes en México?
“¿Habrá solo uno o hay muchos más? Es evidente que lo que está pasando y se vive en México es una situación súper dramática debido a la impunidad, la injusticia y la corrupción. Se vive un descontrol muy amplio donde hay una sensación muy fuerte de ausencia del Estado, no hay uno que regule. Matan a miles de personas, hay miles de desaparecidos y como que nunca se resuelve nada, la vida continúa como si no pasara gran cosa y cada vez hay más gente afectada por toda esta violencia y el Estado está plagado de ladrones que se lavan las manos. Gobernadores, todos, llenándose los bolsillos y poco les preocupa la ciudadanía. Nosotros estamos ahí en medio, desamparados, supongo que de alguna forma ‘Un Monstruo de Mil Cabezas’ habla de esa gente que está ahí en medio, desamparada indefensa ante diversas situaciones”.
Fotos: Archivo/Una historia de angustia e impotencia
Cuestionado por ZETA sobre la tendencia de adaptar historias extranjeras para el público mexicano, el director que reconoce la comparativa que existe entre su actual película y “John Q.” (Nick Cassavetes), aunque asegura que nunca trabajó la idea partiendo de eso, añadió: “Esas son otras búsquedas, hay gente que ve y concibe el cine con la idea de solo hacer un negocio y parece que de ahí surge la idea de replicar películas que tuvieron una recepción de éxito comercial muy grande, pero no es nuestra búsqueda, ni la de muchos colegas que en verdad están haciendo un cine súper interesante que sí refleja nuestra realidad”.
Pese a que no obtuvo el apoyo del EFICINE en su última convocatoria, Rodrigo Plá pretende seguir adelante la planeación de “El Otro Tom”, trama que quiere rodar en El Paso, Texas: “Son parte de las vicisitudes de ser cineasta, nos sucede con frecuencia que nos rechazan, pero seguiremos insistiendo en nuestro siguiente proyecto. Es una historia de frontera que narra la vida de una mujer mexicana, joven y soltera con un hijo pequeño que es un chico complicado, en otra realidad. La trama se acerca un poco a pensar la idea de hasta dónde llega lo público y lo privado, dónde un Estado omnipresente puede tener injerencia en las relaciones familiares o no, por eso es importante hacerla en Estados Unidos, pero aunque la filmemos allá va a ser una película mexicana, porque el español retrata a nuestra comunidad de aquel lado o un sector. Por supuesto el cine es de insistir, todas las películas son absolutamente difíciles de levantar y ésta no será la excepción, así que espero que la llevemos a un buen puerto”.
