(En solidaridad con el hermano pueblo de Cuba)
La presencia en pleno esplendor de la revolución de la ciencia y tecnología de modelos sociales y culturales esclavistas, feudales, de un capitalismo salvaje donde coleccionamos sus peores patrones, vías y piezas a reproducir. La vida en los campos agrícolas de San Quintín y la franja productiva al sur de Baja California no es otra exhibición más que peor modelo esclavista donde miles de familias indígenas sobreviven o solo en condiciones de insalubridad y mueren por los pesticidas y el trato despótico de los patrones como Antonio Valladolid, el secretario de Finanzas del Gobierno de Baja California.
En nuestro país el autoritarismo prianista con sus instrumentos aterrizados en el Pacto por México, y contra México, siempre tiene consecuencias impresentables y devastadoras en lo privado y público, en lo pequeño y en lo macro y éste es el problema troncal de los mexicanos. La falta de democracia social y económica y su instrumento aberrante, el autoritarismo o dictadura perfecta, es nuestra enfermedad capital, que degenera en un cierto tipo de árbol y hasta bosques de desigualdades e injusticias extremas que rayan en el descontento explosivo.
En todos los casos, se ha logrado identificar que se trata de un pequeño grupo, a veces calculado como el 1% de la población, que oprime al resto de la sociedad. Por ejemplo, solo cinco latinoamericanos figuran entre las 100 mayores fortunas del mundo, según revela en su listado anual la revista Forbes, ocupando el multimillonario mexicano Carlos Slim, un lugar de privilegio entre ellos con un primer lugar.
Reconociendo que no existen cifras oficiales sobre la riqueza en México, basada en algunas estimaciones no oficiales, Oxfam nos informa que el 10% más rico de la población, concentra el 64.4% del total de la riqueza del país. Agrega que, en 2012, había en México 145,000 individuos con una riqueza neta superior a un millón de dólares (sin incluir el valor de su residencia habitual).
En conjunto, sus riquezas ascendían a un total de 736 mil millones de dólares. Estos millonarios –representantes de menos del 1% de la población total– concentraban en ese año alrededor del 43% de la riqueza total del país. Destaca, igualmente, que la riqueza de estos millonarios excede por mucho el promedio que corresponde a los millonarios de otros países, quienes concentran apenas el 29% de los recursos de sus respectivas economías. Agrega que el número de millonarios en México creció un 32% entre 2007 y 2012; tendencia que contrasta, con la reducción de 0.3% a nivel mundial en ese mismo periodo.
En otro estudio de Oxfam (Privilegios que destruyen Derechos, 2006) se informa que en 2014 había en México 3,470 multimillonarios, consideradas como tales a aquellos individuos con un patrimonio neto superior a 30 millones de dólares, lo que significó un aumento de 3.1% respecto a 2013. La riqueza de estas 3,470 personas equivale a 460 billones de dólares. La fortuna de estos multimillonarios es 11.4 veces la inversión pública en salud de 2014 y 7.7 veces lo invertido en educación de 2010 a 2014.
En México, solo un grupo selecto de personas se ha beneficiado del poco crecimiento económico del que ha gozado México en las últimas dos décadas. Ellos son los beneficiarios de las políticas implementadas por los gobiernos del PRI y del PAN durante esos años. En México, solo un grupo selecto de personas se ha beneficiado del poco crecimiento económico del que ha gozado México en las últimas dos décadas. Ellos son los beneficiarios de las políticas implementadas por los gobiernos del PRI y del PAN durante esos años. Ya Oxfam había advertido que esta masiva concentración de los recursos económicos en una minoría provoca un secuestro democrático por el que los gobiernos pasan a servir a una élite acaudalada con políticas fiscales injustas, prácticas corruptas y arrebatando los ingresos naturales a los ciudadanos.
Frente a ellos debe buscarse aglutinar la rabia y la energía necesarias para lograr en ansiado cambio; ellos son el obstáculo principal. La etiqueta al obstáculo principal se convierte en bandera que agitan los movilizados e indignados por la situación opresiva y el creciente empobrecimiento que prevalece en el país. En el fondo, son ellos los que niegan los derechos sociales plasmados en las leyes. Aunque hay que decirlo, sería ingenuo pensar que el obstáculo es solo nacional, ya que los hilos que unen a los millonarios mexicanos con los extranjeros (dueños a su vez de las grandes trasnacionales), son muchos.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: hrgcuellar@yahoo.com