Un anciano mexicano llamado Francisco Serna, de 73 años de edad, murió baleado el pasado 12 de diciembre, por un policía de Los Ángeles, California, Estados Unidos, cuando sostenía entre las manos un crucifijo para celebrar el día de la Virgen de Guadalupe, objeto que el oficial “confundió con una pistola”.
El hombre, que era un migrante mexicano salió al patio de su casa por la noche cuando, seis oficiales lanzaron a varios perros policías para que atacaran al anciano, para después esposarlo y ya sin la capacidad para defenderse le dispararon en al menos nueve ocasiones.
Según la agencia Notimex, los hechos se registraron el pasado lunes cuando Serna, quien padecía problemas mentales desde 2015, realizaba su caminata rutinaria alrededor de la media noche.
De acuerdo con las investigaciones, el policía que disparó contra el migrante mexicano fue identificado como Reagan Saleman, ex marino originario de Texas, que lleva 16 meses en el Departamento de Policía del distrito-ciudad de Bakersfield, corporación que ha sido acusada de corrupción y brutalidad policiaca en varias ocasiones.
Los familiares de la víctima demandaron este jueves una investigación federal y estatal para esclarecer el hecho y se haga justicia por el “excesivo lujo de fuerza”.
“Es difícil aceptar que la vida de nuestro padre terminó de manera tan abrupta y con excesivo lujo de fuerza. […] Nos han robado a nuestro padre en tiempos en que nuestra familia debería estar celebrando las fiestas de fin de año y de tener recuerdos felices, y en su lugar ha sido asesinado por un agente de la policía. Nuestro padre fue tratado como un criminal y lo dejaron morir solo sin su familia a su lado”, señaló la familia a través de un comunicado.
Cindy Imperial, vocera de la familia, informó que exigen “una profunda investigación” por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos, así como de la Procuraduría de California. Además, de que solicitarán que se nombre a un fiscal independiente en el caso.
“La propia policía de Bakersfield ha confirmado que Serna se encontraba desarmado”, indicó Imperial, que también dijo que la familia del migrante mexicano se pronunció porque la Policía tenga mayor capacitación, transparencia y diversidad en la integración de su departamento.
La víctima era originaria de Tamaulipas y trabajó por muchos años en los campos de algodón en el valle central de California, hasta que se retiró hace unos 12 años. Era padre de cinco hijos, y tenía descendencia de 16 nietos y cinco bisnietos.